Es el único eslabón que nos queda de nuestro terrible pasado más reciente, ése que nos hizo tiritar día sí y día también. Hasta es superviviente del último Recre que jugó en el fútbol profesional y que tocó fondo por deméritos propios. La gran pena es que no coronó la escalada del pasado curso como ésta merecía (y como merecíamos todos). Aun así, Diego Jiménez empieza a hacer profundo el hueco que ya había comenzado a moldear el recreativismo fiel en ese peculiar rincón en el que sitúa a unos pocos elegidos.

Ese espacio no tiene siempre relación exclusiva con un excelso rendimiento sobre el césped. Por el Decano ha pasado, por ejemplo, Sinama-Pongolle, histórico máximo goleador albiazul en Primera, y creo que no descubro nada si digo que al francés se le añora menos que a Aitor, Barber o Merino, por poner unos ejemplos, quienes se llevaban siempre menos focos y menos fotos pero más aplausos y más abrazos sinceros. Luego llegaron los liderazgos de Jesús Vázquez y Núñez, que no pudieron surgir en un momento más adecuado y sin los que sabe Dios cómo hubiera acabado esta historia. Ahora le toca a Diego erigirse en líder y claro referente parar tirar del carro más allá de que parezca obligado a tal misión por llevar el brazalete: cuántos capitanes han portado alguna vez (no sólo aquí) ese distintivo sin haberse convertido siquiera en un soldado raso.

Parece muy tribunero, pero cada vez que el central marca y lo celebra quitándose ese brazalete de Líberos del Decano -con todo lo que eso representa- para besarlo con la cara desencajada de alegría a uno se le renueva la sangre. Fueron tantos personajes los que quisieron pisotear nuestro escudo que, cuando alguien le da ese trato a ese símbolo, revitaliza. Mientras otros prefirieron unirse a legítimos cantos de sirena él se quedó para intentar cazar lo que se escapó el pasado junio. Eso sí, además de goles salvadores y gestos bonitos, Diego tiene la difícil misión de ser el pegamento real de la grada con el equipo en estos tiempos revueltos, que en los buenos el pegamento se fabrica solo. Seguro que por ganas no va a ser. Ojalá escriba otra página histórica hoy y también le recordemos un día por ser el capitán de aquel Recre que, haciendo una triste campaña en Segunda B, se metió en octavos de Copa tras tumbar a un buen Primera. A por ellos.

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