Tras un lustro desesperado y pisoteado por culpa del peligroso parásito y de sus torpes cómplices, el recreativismo pudo presumir de haber resucitado a su club que, tristemente, se había convertido en un mero zombi. De estas tres últimas temporadas dos de ellas significaron un sufrimiento inhumano pero, si me apuran, hasta eso tuvo su aquel, que siempre fuimos un poco masoquistas y nos gustaron los grandes retos: las circunstancias mandaban y acabamos sin fuerzas, sin piel, sin uñas, sin ojos y casi sin respiración, pero se llegó a puerto, que era lo primordial para acometer necesarias aventuras posteriores. El curso pasado, sin embargo, lo de sufrir hasta el final no tuvo ni pizquita de gracia.

Ha sido tal el fiasco del primer año del Mudo López que el susto aún dura. La campaña de abonados calibrará el nivel de cabreo general tanto por lo vivido en lo deportivo como por los numeritos presenciados recientemente entre dueño, consejo, gestores, protogestores y adosados, ciertos tuits del Recreativo y de Krypteia incluidos. Andan unos y otros jugando a la guerra y de pavoneo mientras la entidad se deja toneladas de credibilidad hasta entre los suyos; a ver cómo se recupera lo perdido, si es que se recupera.

Y entre fichaje y fichaje más o menos llamativo (mejor que nos ilusionen en primavera a ilusionarnos en pleno verano) seguimos con mil dudas razonables: ¿cuándo van a dar a conocer públicamente los gestores su supuesto proyecto viable y serio? ¿Cómo está el plan de pago a los empleados? ¿Cómo y cuándo se va a devolver lo que pertenece a Líberos del Decano? ¿Cómo afrontarán la situación si no se asciende a corto plazo? ¿Y si se cambia de dueño en unos días? ¿Cómo van a parar el escarnio que sufre, sin cesar, la cantera? ¿Qué intención hay de defensa y promoción del decanato? Como si fuéramos extremófilos, hemos demostrado mil veces que aquí somos capaces de sobrepasar las fronteras de la adaptación y de la supervivencia. Eso está muy bien, es muy bonito y queda muy épico, sí, pero es hora de ser los mejores también en exigencia.

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