Análisis

Tacho Rufino

¿Por qué se evade? Porque se puede

En dinero, nada debemos esperar de la conciencia ni de cacareados valores: sí apelar a la ley y a aplicarlaQuien puede evitar tributar sin mayor riesgo personal, lo hará, incluso si no es legal

El volcán de La Palma y la concatenación de desastres naturales, la pandemia y su futuro, las amenazas del clima, la sospechosa caída mundial de las redes sociales que nos pastorean; los llamados Papeles de Pandora, el precio delirante e inexplicable de la energía que consumimos, los desabastecimientos en Gran Bretaña o del gas de Argelia que tanto contribuye a diario a nuestra ducha caliente, la alargada sombra china: la actualidad es tan convulsa que nos tiene el pecho encogido. Los cambios y sucesos son tan vertiginosos e inquietantes que la información se ve sometida a la paradoja de que sea fugaz lo que es vital. "El tiempo vuela, como las nubes, como los barcos, como las sombras", reza en latín en algunos relojes de péndulo, animándonos a disfrutar de la vida, que se escapa como arena de playa entre los dedos. El tiempo corre como el rayo, con potencia destructiva, pero efímeramente. No sabemos si es perfecta la tormenta en curso, pero avíos tiene de toda condición, y el panorama no invita paladear el ritmo de la vida con disfrute ni afán vividor. Tempus fugit, pero no podemos ahora decirlo con el ánimo de Virgilio, envueltos como estamos en una sucesión de disgustos y de malos presagios.

Quien suscribe procrastinó al postergar a hoy sábado en Economía algunos comentarios sobre los Papeles de Pandora, en vez de escribirlos el martes, calentitos. Y ya saben lo que se dice del papel de la prensa diaria: al día siguiente, para cartucho de pescado. Cambien papel por página de una web, no creo que la diferencia sea tanta: a la hemeroteca con el buscador no acude mucha gente. Mucho se ha dicho ya sobre un grandioso entramado de poderosos dirigido a no pagar impuestos o evadirlos. Cabe en esto aludir a lo maleable de la moral humana, que podemos ilustrar con un dicho cuyo texto preciso no recuerdo bien: "¿Por qué los perros se lamen la cola (o lo que sea)? Pues porque pueden" (dicen que el poeta D'Annuzio se quitó dos costillas con tal propósito de amor propio). Vamos al paralelismo: ¿por qué quien tiene dinero en abundancia lo lleva en parte a un paraíso fiscal, con una sociedad offshore y testaferros? Pues porque puede. Primero, porque existen los paraísos fiscales, esos puertos remansados ajenos a la mano de las haciendas públicas, entes tributarios tan denostados, pero que existen para hacer países dignos, y no selvas para que campeen malos, machos alfa del parné o herederos. Y, segundo, porque existen las sociedades offshore. Y esos paraísos y sociedades son legales. Otra cosa bien distinta es que el origen de los capitales desviados sea criminal o que, sin llegar a tanto, hayan eludido la tributación que les correspondía en el lugar donde fueron obtenidos. O sea, que se trate de fraude tributario y evasión de capitales.

El incentivo lo mueve casi todo, no sólo en economía: si puedes ahorrarte dinero sin incurrir en delito, lo harás. Dejémonos de monsergas: fachosos y rojos divinos se escurrirán por igual. Ya lo estamos viendo. Y recordemos que cada país tiene su cloaca dorada. ¿Por qué será? Francia, Mónaco; Italia, San Marino; Alemania, Liechtenstein; Gran Bretaña, un puñado de islas y un peñón; Holanda, toda ella, como Luxemburgo; España, y no sólo Catalunya, Andorra. Por pura lógica, entre quienes más tienen están quienes más defraudan: una regla de tres directísima. Por estos triles y codicias de ricos los populismos triunfan. Y habrá quien diga que tales manejos -repito, en buena parte son legales- se arreglan a base de guillotina. Que va a ser que no: el capital regatea mejor que Messi. La refundación del capitalismo, ya si eso. Imagine de Lennon, lo justo. El buen rollo, para los micrófonos. No debemos esperar nada de la mayoría de las personas: sí aplicar la ley. Dios mediante.

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