Rumbo de colisión cuando se necesita abrir horizontes. La lacra de Pablo Comas siembra una deriva no prevista, pero que saca a relucir mucho ego y jugar con el fuego de levantar la bandera del recreativismo como exclusividad. Si algo evidente dejó la campaña Líberos del Decano, tutelada por el Ayuntamiento, es que los aficionados y recreativistas pusimos dinero para promover la salvación. Nadie debería apropiarse del espíritu del activismo de la recremanía. Por supuesto, el exceso de personalismo también es perjudicial. Y no es el momento para iluminados. Hay que evitar intoxicar al Decano.

Lo peor que le podía pasar a la partida de nacimiento del fútbol español es justo lo que está ocurriendo, que el Trust por propia iniciativa tome decisiones como portavoz ejecutor. La Federación de Peñas tiene motivos suficientes y razonables para sentirse discriminada. No hay peor opción que crear una controversia con el compañero de viaje. Y es que se empieza con un roce y se termina por discrepar con todo produciéndose el desgaste consiguiente que fomenta una desconfianza hacia las acciones comunes.

Nadie duda que el Trust es un soplo de aire fresco en defensa de los valores históricos del Decano. Pero la Federación de Peñas asume los fundamentos de las raíces que representan la concentración del recreativismo como nexo de todas sus generaciones. Ahora, revitalizada merece un respeto como apoyo ético y sensato porque durante muchos años ha conseguido gestas sin tantos gestos en el escaparate. Y no es necesario traerlos a la memoria. Trust, Federación, Ayuntamiento y los recreativistas anhelamos la supervivencia del Decano. Todos tenemos nuestros espacios en beneficio del bien y la estabilidad. No cuesta nada mantener el consenso sin tanto exceso de autoestima del Trust. Hay que evitar cualquier resquicio de fractura y atisbo de fragilidad. Por eso, son necesarios luz y taquígrafos sin ponerse medallas.