Un duelo marcado bajo la enseñanza y la experiencia negativas del meneo de banquillos con los fracasos de los propósitos de enmiendas de los dos equipos. El Extremadura U. D. tiene 11 años de vida y un proyecto de tres años para llegar a Segunda División con la oferta de una práctica de banquillo exigiendo matrícula de honor en corto y por derecho. Y lleva desde pretemporada acusando el duro castigo al que está sometido en los despachos por delante de lo que sucede en el campo.

La hoguera de las vanidades devorando entrenadores. Juan Sabas (31 de julio), Agustín Izquierdo (jornada novena) y Manolo Ruiz (jornada 25) que cayeron a tres puntos del líder. El último cese tras ganar 4-0 al Écija, siendo máximo realizador del grupo. Y se encomienda al glamour de un Martín Vázquez con carisma de ex jugador de élite, más presencia de cartel sin currículo de técnico, que sacia el ego directivo y sirve de reclamo de la afición. El Recreativo se debate en la incertidumbre de su irregularidad también con la misma penitencia. César Negredo continúa en el escaparate, se le deja llevar a la espera del examen parcial de cada jornada por conocimientos de su quehacer con la plantilla y la activación de sus opciones de emprendedor.

El balance de 2018 es similar en ambos equipos: dos victorias (una en los últimos seis) y dos empates en los extremeños, mismos triunfos y un empate en los onubenses. Martín Vázquez y César Negredo debutaron la pasada jornada con distinto signo: el más mediático perdió y el más humilde ganó. El imperativo legal en el Extremadura lo exige su guión de medir sus aspiraciones bajo la presión asfixiante de no fallar. El Recre exprime su rehabilitación para hacerse fuerte y saber a qué juega con el objetivo de ubicarse en la zona media, que le permita la vitalidad y la confianza para asumir riesgos. El detalle: sin ganar fuera desde noviembre en San Fernando.