Los refranes siempre tienen una cuota de sabiduría, que es bueno entender. Y uno de tantos encaja en el presente del Recreativo como aquel que dice: "Carrera de caballo, parada de burro". Una salida de Liga disparado con fuerza dando dos pasos adelante y ahora frenada en seco con cinco pasos para atrás. Siempre hay que respetar todas las opiniones desde aquella que matiza "el que la lleva la entiende", como las de otros que sus respuestas son de menos caché. Ya hace mucho tiempo que no presto atención a las excusas de los protagonistas -salvo excepciones- porque fingen sentimientos contrarios a los que en realidad sienten cuando el resultado es favor o en contra en idéntica situación.

Salmerón vuelve a su tierra con el propósito de romper en El Ejido la sequía de mes y medio sin victorias. El Recreativo no encuentra el paso adecuado y su afición pone tanto que muestra su desencanto, de ahí el sofocón frente al Jumilla que mostró tan poco que duele más por la inoperancia de los recreativistas. Todos queremos acercar nuestras manos para ayudar al equipo, pero es duro presenciar el paulatino desequilibrio que arrastra al desorden colectivo temiendo lo peor. Si es que la afición, pasa el equipo de medio campo y se ilusiona, si ya llega al área, no te quiero ni contar. Cualquier rival con lo mínimo hace daño y el Recreativo necesita demasiado para cerrar un partido.

El entrenador y la plantilla garantizan que tienen las bases para levantar cuanto antes esta situación y reaccionar con resultados porque existe buena actitud. El beneficio de la duda parece evidente para paliar el efecto negativo de 3 de 15 puntos en juego, dado que el recreativismo es más paciente de lo que exigen los jugadores. La frustración de esta crisis es impedir un bloqueo para potenciar el apoyo moral a la plantilla. Hay que espabilar y dejar las justificaciones con renta en el campo.