La Escuela de fútbol del Real Club Recreativo de Huelva echa hoy su cierre a la temporada 2017/18. Un año de muchísimas dificultades donde casi todo ha salido adelante gracias al corazón albiazul que hay desde el primer responsable al último padre o madre de los alumnos. Los niños fueron lo mejor. El compromiso de la mayoría de ellos, su pasión por defender los colores de su equipo y, sobre todo, la sana convivencia en los grupos hacen que merezca la pena todo el esfuerzo realizado.

La Escuela ha dejado ya, en un solo año, una semilla que ha germinado en tierra de secano. Y el fruto será una cosecha de grandes recreativistas y algún que otro futbolista. Todo gracias a los técnicos y monitores; su cariño y su pasión no están pagados, pero su trabajo sí debería estarlo como merecen. El talante de todos ellos, anteponiendo el deporte al resultado, sin olvidar la exigencia medida a cada niño, es un camino a seguir para la tranquilidad de muchos padres.

Y nada hubiera sido posible en la Escuela sin Jesús Vázquez. Un líder, el capitán eterno y un trabajador incansable que ama al Recreativo hasta cotas insospechadas. Día y noche, en su oficina de la ciudad deportiva del Decano, tras una mesa, ha atendido incansablemente a padres y monitores. Impresionante su humildad, siendo tan grande. Siempre ha dado la cara, a pesar de que el club y sus circunstancias le dejaron alguna vez en renuncio.

La Escuela del Decano tiene futuro si se mira con perspectiva. Ojalá quienes ordenen el futuro Recre lo tengan en cuenta. Porque hay valores que son, hoy por hoy, el auténtico Decano.