El Recreativo detecta que le cambia la manera de afrontar el partido cada jornada, siendo como vivir entre la relación con el ambiente que alimenta su presencia histórica con la decisión de vivir la urgencia del instante para resolver con firmeza y carácter. Ahora le toca turno en otro sitio impensable por descubrir en esta odisea, Los Cortijillos, una pedanía de Los Barrios, donde asumirá un examen de batallar como equipo fajador.

El Decano sigue en alza en su estimación, pierde una referencia en ataque como Chendo Alarcón, y tiene que responder frente a Los Barrios ajustando su disposición táctica por las características de un campo prestado al rival acorde al fútbol amateur e impropio del devenir en esta acción y efecto de competir en el "más difícil todavía" y sus circunstancias, con medidas reducidas (95x56 metros) y césped artificial, que será la fortaleza prioritaria de un rival que propondrá una defensa de su territorio con brío, fogosidad y ardor.

Este tipo de partido y de escenario encrucijada es donde hay que corroborar los argumentos y las razones de la mentalidad ganadora y sufridora a la vez para consolidar la competencia frente a las adversidades que en el cómputo final sirven de ganancias de una Liga. Confianza, exigencia, aspirar con empeño y decisión. Aquí lo importante es el resultado y saber rentabilizar las mínimas opciones de peligro tras establecer una ejecución de un problema previo. Sin presión por ganar no puede ser entendida la identidad del Recreativo en la quinta categoría. El proyecto de ascenso sí o sí incluye estos peajes de cara a cara ante el conjunto de equipos de rasgos propios que caracteriza esta Tercera RFEF. De momento este Recreativo invicto hace patente su lealtad y compromiso, pero también hay que estar preparado para los infortunios y las situaciones desgraciadas. Alberto Gallego ha enseñado a sus jugadores a ganar en este derecho de tránsito.