El Real Club Recreativo de Huelva SAD es una empresa complicada de levantar y tiene objetivos difíciles que cumplir a corto plazo ante un presente cargado de expectativas que no pueden defraudar. El grupo inversor X, en régimen de alquiler, tiene el reto de impulsar un proyecto económico-deportivo que arrastra un déficit de crédito y desconfianza. El presidente sin poder ejecutivo ni resolutivo, Manolo Zambrano, vendía optimismo en su labor encomendada en la entrevista a nuestro periódico, "el club recupera credibilidad y tiene las puertas abiertas en lo público y en lo futbolístico".

Una empresa hundida sólo avanza en buena reputación cuando no engañe y cumpla sus promesas y préstamos, deudas y compromisos adquiridos en el día a día. Y por desgracia los hechos taxativos siguen vigentes. Si el pliego de venta relacionaba los pagos de SOS y el Ayuntamiento (accionista mayoritario) en abril anticipó con rotundidad que sería el comprador y hay un inquilino con tiempo limitado ¿quién hará frente a esta situación con la AEAT -Agencia Tributaria- (6,8 millones), Seguridad Social (1,8 millones), concurso acreedores (4,6 millones) y pendientes los meses a los empleados? Y sin olvidarse de aquellos salvadores sin cobrar desde junio de 2016, que evitaron la catástrofe: Federación Andaluza de Fútbol (625.000 euros implicado Eduardo Herrera) y el cordobés Jesús León (200.000 euros) accionista del Sevilla influenciado por el presidente de la Andaluza.

Juanma López y sus asesores de Dogma Abogados frenaron la emergencia deportiva con más de un millón y quieren regularizar los pagos si en septiembre media un acuerdo con la AEAT ¿quién hará frente a 6,8 millones para liberar la entrada de parné? Y el grupo inversor X apuesta por un equipo con aspiraciones ¿quién hará el presupuesto de la temporada con la fiabilidad de su activo y pasivo? ¿El Ayuntamiento o el gestor eventual? De perder antes las ilusiones a la espera de nuevo de soluciones de verdad.