Tengo un gran defecto (de una interminable lista, claro): a aquellos de la tierra (o foráneos) que se sienten identificados con la causa albiazul al mil por mil uno tiende a apreciarlos de forma especial. Son tantos los de sangre choquera que, por unas cosas u otras, al emigrar o al dejar de defender este escudo hacen con estos colores aquello de "si te he visto no me acuerdo" que cuando algún vecino presume, sin cortapisas, de recreativismo, a quien firma esta Platea le tiene ganado. Y más si eso sucede con las señas blanquiazules deambulando por las catacumbas.

Eso es lo que hizo Chuli cuando, en momentos importantes de su carrera, siempre guardaba un gesto cariñoso hacia el Recreativo y hacia su afición. Pese a estar codeándose con la élite siempre ponía en el mapa a Huelva y al Decano con acciones que se transformaban en pellizcos y recargaban las pilas cuando por aquí más falta hacía. ¿Quiere decir eso que al onubense no se le pueda criticar? Todo lo contrario. Si un jugador manda al limbo goles cantados o yerra pases facilísimos habrá que decirlo siempre, sea Chuli o la reencarnación de Di Stéfano y haya nacido en La Orden o en Katmandú. Lo que siempre me sorprendió es que a menudo seamos tan condescendientes con algunos que llegan de lejos con mucha aura y tienen menos peligro en el área que maldad una canción de los Cantajuegos pero, eso sí, con los de la tierra se es especialmente cainita, algo que ocurre en todos los ámbitos. Y lo de ciertas formas en las críticas hacia ellos y sus errores, por supuesto, ya es otro cantar.

El día que volvió Chuli, fichaje que ilusionó mucho a la gran mayoría del recreativismo, me imaginé qué sería de este equipo si un día regresaran los José Alonso, Dani Molina, Pavón y compañía, y que estos se sumaran a los Quiles, Cera, Barroso (qué pena su poco protagonismo) y demás; cómo sería esta escuadra (y su economía) si apostáramos siempre por más Franes o Ponces en vez de tantos Sergios Jiménez, si tuviéramos (todos) la paciencia con los de casa que nunca tuvimos. La urgencia por ascender aprieta, pero está comprobado que no hay magos ni presupuestos que garanticen nada. Igual esta época es otra oportunidad para crear una identidad fuerte con aquellos que, como siempre, tiran del carro cuando peor están las cosas. Pero vuelvo a la realidad; seguro que con tres victorias seguidas más a mí también este anhelo se me pasa pronto.

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