Análisis

Manuel gómez Marín

La cara de la marca Huelva: o lo tomas, o lo dejas

No es lo mismo ver el SOS desde dentro cuando hay que decidir que criticarlo desde fuera

El enésimo plan de rescate para la "marca Huelva". La cara es el espejo del alma: la sensación de la constante de revivir. La cuestión del dinero es el tema estrella, nunca ha tenido músculo de estabilidad y así le ha ido durante los 129 años de existencia, acumulando situaciones incómodas. Recuerdo la columna que escribí cuando se expropiaron las acciones de Gildoy España SL ratificando una serie de detalles de que el Ayuntamiento se introducía en un campo de acción profundo no explorable salpicado de incertidumbre y múltiples terrenos sembrados de minas, cuando el éxtasis debordaba todas las previsiones optimistas de la pasión y orgullo del recreativismo.

El Real Club Recreativo de Huelva SAD en su pobreza y cubierto de miserias es más que un club: Decano, BIC y filosofía de vida, golpes de pecho por encima del bien y del mal. Siempre por tiempo indefinido echando de menos el reconocimiento que le debemos por ostentar la partida de nacimiento del fútbol español: el único título que ningún club tiene en sus vitrinas y que todos quisieran exhibir. Y la influencia de la política en todo o en cualquier tiempo, en todos los casos, es tangible. Todas las formaciones pregonan sus mejores soluciones en corto y por derecho.

Y no es lo mismo ver el SOS desde dentro cuando se tiene la facultad de explicar la ejecución de algo impelido o forzado, que criticarlo desde fuera como oposición. Todos los grupos municipales tienen sus argumentos razonables, unos los críticos basados en las mentiras del alcalde sobre el proceso de salvación por desviación de fondos y cometer delitos de administración desleal, y otros más flexibles en las aportaciones patrimoniales para garantizar la viabilidad. Trust y Federación de Peñas, que se asignan sí o sí el poder legítimo del recreativismo, se alían con el patrono para que prevalezca el cumplimiento de la afición. Así es el Decano: o lo tomas, o lo dejas.

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