El que esto escribe es recreativista muchísimo antes que periodista, por lo que mi desánimo es exactamente el mismo que el de usted y el de cualquier seguidor albiazul, así que vaya eso por delante. Y como es de la pocas cosas que teníamos claras -y escritas- antes de que empezara esta locura de temporada me permito recordarlo: daba igual la deuda, la diferencia de presupuesto frente a otros, la ausencia de la afición en la grada, el convulso pasado, el difícil presente y otras mil variables: en lo deportivo esta temporada no se podía fallar... y se está fallando más que nunca. No se pedía el ascenso, no se exigía espectáculo y, ni mucho menos, lograr el objetivo con facilidad; sólo no descender, nada más y nada menos. Porque todo el esfuerzo hecho hasta ahora por tantísima gente merecía sobre el césped algo bien diferente. Pues eso.

De estas líneas no puede salir ningún sermón, ya que no soy nadie para darlo, ni solución mágica, porque no la hay; no, oiga, venderle el club a cuatro amiguetes que no quieren pagar ni la luz no lo es, seguro que no, como tampoco lo es, está claro, que el Consistorio sea eternamente propietario del Decano sin apostar fuerte por él en vez de ir de parche en parche; los hechos lo han dejado claro. Permítanme una obviedad más: el dueño lo es para lo bueno, para lo malo y para lo peor, y estamos en ese último cajón desde hace tiempo. Aunque todos tenemos nuestras ideas para que este barco siga a flote y coja un rumbo decente no sé si debe llegar casi un 'renacimiento' en el Recre, la reformulación de un proyecto integral en todos los ámbitos del Club o algo similar, pero es evidente que el borrón y cuenta nueva debe ser de época, agradeciendo muchas cosas de las realizadas ahí dentro (sigo pensando que muchos aspectos no han sabido venderlos bien) y apuntalando las vías de agua sin rubor. Cuanto más se tarde, estemos en el escenario que estemos -es mejor ponerse ya en el peor imaginable-, más tiempo se habrá perdido.

Que haya toneladas de rabia y quintales de sufrimiento en la afición duele, y mucho más viniendo de donde venimos, pero es tan lógico que no me preocupa; a mí me inquietaría justo todo lo contrario. Que lleguen burlas de los que desean la muerte del Decano no sé en ustedes, pero en mí sólo generan orgullo porque, incluso estando así, demuestran que este escudo es especial; por eso hay que hacer, como dijo aquél, "el cambio sobre el cambio" para salir de esta depresión… pero ya.

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