Justo hoy se cumple un año. Era nuestro día, nuestra ilusión, una jornada que merecimos verla coronada con una gesta desconocida por estos lares pero que hubiera puesto el broche de oro soñado -y más que ganado a pulso- después de tantos sinsabores, de tanta desesperación acumulada año tras año, después de tanto esfuerzo de unos en el campo, de otros en los despachos y de miles de personas en las gradas y hasta en las calles. La dificilísima remontada era otra prueba de vida: hubiera supuesto salir del pozo a lo grande y con un éxtasis que, estoy seguro, no igualaría ningún otro éxito del futuro. Sólo noventa minutos (y una heroicidad) nos separaban de decir adiós a una eterna pesadilla.

No sé cómo vivió usted esa semana después de que Fuenlabrada se convirtiera, con tres latigazos que aún duelen, en la reencarnación de aquella maldita Soria del 97 (que todavía escuece, qué le vamos a hacer). Desde el domingo anterior mi cabeza pasó por todo: desde el "va ser imposible" hasta el "mira que si…", y en esa montaña rusa, con gusanos revueltos en el estómago, estuvimos siete días con sus siete noches. Costó dormir, costó templar nervios, costó centrarse en otras cosas, claro; era tan idílico lo que podía estar a la vuelta de la esquina… Pero no, el fútbol y el destino nos volvieron a dar otro guantazo de realidad que se unió al gol de Paris quince días después, al que sólo le faltó de fondo los ghaneses bailando Astronomía con el ataúd a cuestas. Y vuelta al pozo. Y vuelta a empezar. Y vuelta a las dudas, a los miedos y a ver todo imposible… otra vez.

Trescientos sesenta y cinco días después nos quedan pocas cosas de esa cita, pero las que permanecen llenan de orgullo: ver cómo la gente agotó las entradas en pocas horas sin jugar a caballo ganador y pese a ser una misión imposible, el recuerdo de una temporada casi inigualable o esa estampa del Nuevo Colombino luciendo más bonito que nunca gracias al maravilloso mosaico y al Decano de mi alma que aún retumba en nuestros oídos y que nos pondrá los pelos de punta cada vez que lo veamos, ya pasen cinco años o cincuenta. Este aniversario está lleno de melancolía, sí, pero también hoy se cumplen 4 años de la presentación de Líberos del Decano. Ese día temblábamos de miedo por lo que se avecinaba y ahí sí que se consiguió un imposible, así que el siguiente reto que se vaya presentando… y pronto, que hay una afición indestructible esperándole.

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