No es difícil ilusionarse cada verano con la campaña que está por llegar se controle mucho o poco a los que vienen a ocupar un puesto en el césped y en el banquillo del Decano; y es que si uno pierde la ilusión en julio es para sacar bandera blanca y dedicarse a otra cosa. Confieso que la continuidad de Víctor Barroso en el equipo de toda su vida me provoca especial alegría. No es uno de los jugadores más llamativos de la categoría, pero desde que el onubense demostró hace dos campañas el nivel que puede ofrecer -si la orquesta funciona como debe- pienso que si no le tuviéramos en nuestras filas estaríamos todo el día suspirando por contar con un jugador de sus características.

Entiendo que Víctor no es, ni de lejos, únicamente un jugador fundamental en las acciones a balón parado, siendo éstas claves en cualquier categoría y donde destaca sobremanera; con el golpeo que atesora da más rabia aún el poco rendimiento que le sacamos a él y a ese tipo de situaciones en el pasado más reciente. Con sus pies sanos y con cierta continuidad ya demostró que su juego entre líneas o en ambas bandas ofrece soluciones más que atractivas para cualquier entrenador, para cualquier equipo y para cualquier estilo de juego. Y es que Barroso tiene mucho fútbol en sus botas y, lo que es más importante, también en su cabeza, algo que tampoco es tan común como parece en Segunda B. Es ésa la que le debe acompañar para dar el paso definitivo a su reivindicación como jugador esencial en el Recre. Confirmado ya que volveremos a verle de albiazul, somos un buen puñado los que tenemos puestas muchas esperanzas en que él sea uno de los que tire del carro en la decisiva temporada que se avecina, pero que tire con fuerza y de verdad, porque a partir de otoño aquí no va a haber más remedio que empujar la nave recreativista como Superman empujaba nuestro planeta en aquella mítica escena.

Víctor, además, tiene ese punto que es el gen que da la casa y que tanto ha supuesto para esta entidad en los momentos más complicados. Parece que alguno más con DNI onubense se sumará a este gran desafío. Sea como fuere, lleguen desde Las Colonias o desde Villanueva del Pardillo, que por favor les hagan saber desde el día uno dónde están y de dónde venimos, que la historia no gana puntos pero ayuda -y mucho- en intangibles decisivos.

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