Análisis

francisco andrés gallardo

La Tavernetta del Pirata, de Ischia a aquí

Ante Capri, que es la isla más conocida y visitada, Ischia, en el golfo de Nápoles, es un rincón menos conocido y a su vez más enigmático, con una profunda huella española desde que los aragoneses levantaran el castillo desde el que se divisa la costa peninsular. En la lado opuesto de la coqueta Ischia está otra fortaleza y a sus pies, en Sant Angelo, La Tavernetta del Pirata, con vistas sensacionales y una cocina local la mar de sincera. Ha seducido a todos y a un buen puñoado de famosos que han pasado por sus mesas durante décadas y que fueron inmortalizados.

Este establecimiento fundamental para los visitantes a Ischia ha trasladado un local a Madrid donde se concentra toda su esencia gastronómica enmarcada en la decoración de cerámicas del lugar. Platos y elementos de adornos con un remarcado pigmento rojo con vivos colores que envuelven al comensal en los orígenes irrenunciables de sus propietarios.

La familia Poerio traslada toda la imagen de su isla para acompañar a los sabores que han confeccionado durante lustros. Esta Tavernetta es a uno de los italianos especializados, más allá de la típica pizza, que se incorporó en primavera y abrió sus puertas en Chamberí, en la calle Santa Engracia, que se ha ido uniendo a la Little Italy madrileña, la ciudad continental europea donde mejor se representa la gastronomía italiana fuera por supuesto de las fronteras transalpinas.

Penne alla Pirata, la receta más personal del restaurante de la familia Poerio en Ischia es la más recomendable de su menú y que, como el resto de platos de pasta (para dos) se elaboran en la cazuela, sin salsas preparadas con antelación y con el ingrediente principal al dente, en este caso con tomate, aceitunas negras, alcaparra, albahaca, pecorino y parmigiano. Sabe a Amalfi, a chapuzón en el Mediterráneo. Reducir el cliché de los restaurantes italianos a unos platos comunes es como resumir nuestra gastronomía a cuatro tapas. La Tavernetta del Pirata es un buen ejemplo reciente de que "un italiano" sin más se queda corta como una opción gastronómica. Saborear la isla de Ischia en su menú es un viaje singular por uno de esos mismos lugares del país hermano que merece la pena pasear sin prisas, asomándose por calitas y parando por aldeas.

Como en la cocina de puerto pesquero de la taberna originaria, en el establecimiento de Madrid también se sirven platos de pescado del día, mariscos con la preparación necesaria, sin interferencias, para hallar el sabor marino con el de las brasas al carbón.

Postres con helados artesanales que pregonan la artesanía de siglos, el limoncello real de los dulces cítricos amalfitanos o el meloncello de cantalupo son buenos remates para este viaje por los mares napolitanos en la mesa más pirata.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios