Un lance postrero tras un centro de aquella manera de un zurdo que puso, con la diestra, una pelota que caía con nieve; un mal despeje local y una bola que va hacia atrás en el peor-mejor momento; una pierna, la derecha de Rubén Serrano -cuya dichosa lesión en Los Palacios frenó su más que presumido relevante papel del pasado curso-, que está en el sitio y en el momento exacto… y un tanto cuando la arena del reloj se estaba acabando que vale lo suyo. Con mil variables analizables, pero otro fin de semana contentos. Y ya.

El 'serranazo' de Yecla (sé que la victoria es de todos, pero déjenme ser simple que uno es 'periolisto' por algo) ha impedido que digamos un adiós definitivo a ese objetivo, cuasi quimera, de pillar al Antequera, que falla menos que GAD3. Pero bueno, aquí no se rinde nadie, como debe ser. Y pese a tener claro que no entenderé justificaciones si este año no se asciende tampoco creo que debamos poner la otra mejilla cuando las circunstancias se repiten sistemáticamente; al contrario: ojito con ciertas tendencias arbitrales que de mantenerse en momentos claves nos puedan suponer guantazos graves inmerecidos. No sé si es momento ahora, en la mitad del camino, de alzar una serena pero clara voz en público o si es más conveniente tratar el asunto de forma más discreta, pero entiendo que es mejor dar un toque a tiempo antes de acostumbrarnos a que más penaltis claros se vayan al limbo y eso se convierta en toda una tradición. Que uno ya ha visto de todo…

Y ahora un derbi con su morbo y con los queridos Pavón, Jesús, David y compañía subidos a otra ola buena, de lo que me alegro enormemente. Hoy, en 'Historias del abuelo', recordamos de nuevo aquella eliminación copera a cargo de los aurinegros y, ese día sí, con muchísimos leperos en el viejo Colombino disfrutando de lo lindo -como tenía que ser- de cargarse al Decano pese al golazo de Luzardo (¡en pie!). Ojalá también lleguen el domingo a orillas del Odiel cientos y cientos de ellos y disfrutemos de un ambientazo que sea recordado dentro de otros cuantos lustros. Y que gane el mejor. Bueno, no; ya me perdonarán en 'mi' paraíso costero, el 'lugar de las horas felices': que gane el Recre, aunque no se lo merezca. A estas alturas no les voy a engañar…

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