Nunca se sabe dónde está lo mejor o lo peor y más hablando de un juego como el fútbol, tan impredecible. Pero cuando las cosas se hacen bien y se apunta al objetivo con relativa clarividencia, entones tienes más posibilidades de acertar. Es el caso del nuevo entrenador del Recreativo, José María Salmerón, que se marca como uno de los retos más importantes de su carrera sacar al Decano de la situación en la que se encuentra.

Se embarca, él mismo, dentro de un carácter serio, más bien consecuente con su profesión y lo que representa. Al mismo tiempo, dice, gana mucho en las distancias cortas, en la intimidad de una conversación. Se ríe de su sombra, asegura. Evidentemente eso queda dentro de la más estricta personalidad de cada uno. Aquí en Huelva no es necesario que cuente chistes o que vista de esta o aquella manera. Aunque por experiencia, ya sabemos que algunos apuntaron al muñeco por la forma de vestir de un entrenador determinado. El caso es que Salmerón anuncia, a primera vista, que tiene una hoja de ruta muy definida, que no se conforma con cualquier cosa y que le gustan las cosas bien hechas. No soporta los incumplimientos y eso le han asegurado, que no va a ocurrir.

Ojalá se cumpla todo lo que le han dicho. Porque descubierta en parte su cara más cercana, no se le ve que pase la mano. O es blanco o es negro. Hay entrenador en el banquillo y eso hay que tenerlo en cuenta. Que nadie se pase de listo porque se puede cargar una de las pocas esperanzas que hay esta temporada para que el Recre saque la gaita por esos campos de Dios. Llega a Huelva después de vivir infinidad de batallas de todos los colores. Convencido de que se va a cumplir todo lo que le dijeron. Tiene la palabra de Óscar Carazo y tiene el compromiso de Juanma López, justamente con los que habló. De momento se confirman las sensaciones. El Recre es ordenado, comprometido y trabajador. Destaca Salmerón el nivel humano de la plantilla y que tiene justamente lo que quería dentro de las posibilidades. Esto, en comparación con otras temporadas es agua bendita. Ahora sólo falta que el agua no se ensucie.

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