El pasado sábado concluyó la gira de los British and Irish Lions por Nueva Zelanda. En la trastienda de esta gira, ocultos a los ojos de los no iniciados, se dirimían asuntos de vital importancia para este deporte. Es esa interioridad compleja; demasiado luminosa para ser observada desde fuera, oculta tras la velocidad y la ya de por sí compleja tarea de entender lo que sí se ve; la que contiene el ADN del rugby. En la superficie accesible se podía ver a una selección de los mejores jugadores del norte enfrentándose a los todopoderosos All Blacks en unos partidos en los que el honor de vestir el jersey rojo de los Lions era el gradiente de temperatura necesario para que todo funcionase.

Mas adentro, bajo la piel de la gira, se escondía el choque entre dos economías que pelean por conquistar las audiencias futuras. La gira siempre es un escaparate para el producto a vender en el globo en los próximos cuatro años.

Profundizando a un estadío al que llegan sólo los que saben ver este deporte y sus códigos ocultos durante la refriega, se puede oler el choque de filosofías, y de las personalidades que las ejecutan. Hansen y Gatland perdieron los papeles por momentos ante una prensa amarilla a la que la falta de profundidad y conocimiento obliga a futbolizar la crónica oval. Terminaron invitándose a una cerveza, imagino que tras una reunión de los gerifaltes y una llamada al orden.

Pero en el corazón de la gira; en lo más profundo de esta; en ese territorio que siempre da vértigo cuando se piensa en él; en el que intuyes que esto no es el Olimpo, y que las reglas que ordenan la rugbysfera, dependen de mortales; ahí se esperaba una debacle para tener una coartada con la que cambiarlo todo. Los Lions son molestos para los que no ven ni un dólar de los turistas. Ocupan un espacio demasiado grande para ellos. Están dispuestos a aniquilar a estos leones en peligro de extinción para poder perforar su territorio (un territorio hecho de tiempo) para seguir explotando el subsuelo sin mirar atrás, olvidando lo que más importa, lo que realmente quieren los aficionados. Sólo este deporte es capaz de unir Eire y Ulster en una misma selección, sólo este deporte es capaz de enviar a los confines del mundo a ingleses, galeses, escoceses e irlandeses a defender un símbolo común. Ser las naciones hogar del juego. Querían acabar con eso, pero los leones no son animales fáciles de cazar. Creo que incluso los verdugos de negro se han alegrado. Lo que importa son los aficionados, y estos quieren Lions.

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