Igual que pensé que mereció un reconocimiento por haber lidiado el toro del curso pasado (yo se lo di aquí mismo y hasta él me lo agradeció), el papel de Ceballos, desde que le echaron hasta hoy, es rarito. Que tiene derecho a exigir hasta el último céntimo de su contrato lo reconocen los vivos y los muertos. Y que ese contrato se lo firmó el personaje más torpe que ha pasado por el mundo del fútbol -en lo que fue una de sus últimas coces para hacer daño al Recre- también lo sabemos todos. Esos son los hechos. Cada uno es muy libre de decidir sus contactos, faltaría más, y él consintió volver en agosto de la mano del diablo que mecía la cuna. Fue su respetable elección.

Al día siguiente de su destitución ya muchos le pusieron el pie en la cara por no firmar su rescisión; yo he preferido esperar bastante para tener más perspectiva… y ésa no engaña. El club no puede acceder a sus pretensiones y él no cede ni fondo ni formas. "Está en una posición de fuerza", dijo hace poco alguien que le conoce mucho. Ajá. Lástima no haberle visto en esa posición frente al expropiado el día que el Ayuntamiento, ya dueño del club, dijo, por activa y por pasiva que él no era el elegido, que lo era Pavón, un compañero al que, por cierto, le hizo -y le hace- una auténtica faena. Haberse enfrentado al patético gestor hubiera sido algo digno de alabar pero, mire usted, eso no sucedió, y nos podemos imaginar muchos motivos. Tras lo que costó la mini salvación en verano y teniendo en cuenta lo particular que se presentaba el año (recordemos que las luces no se encendieron hasta el 6 de octubre), la gente le aceptó; él se la jugó intentando llevar al equipo arriba y se estrelló. Se fue como un héroe en junio y le echaron en octubre habiendo fracasado. Una jugada maestra digna, desde luego, del que le firmó. Curiosa coincidencia.

Millones de piedras están dentro de esa mochila que tanto le cuesta llevar al Decano y de la que hablábamos hace poco. Los antiguos dirigentes son responsables de haber colocado la mayor parte de ellas; los entrenadores y jugadores que nos descendieron a este maldito pozo son responsables de otras tantas. Hasta muchos de nosotros lo somos por no habernos levantado en armas mucho antes contra el inútil gestor y sus amigos. Quizás Ceballos no sea consciente de que esas piedrecitas que él está colocando en la espalda del Recre, jornada tras jornada, un día se le pueden volver en contra. Y aquí volveremos a recordar su currículum, sus frases y sus actos. Con la de vueltas que da el fútbol…

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