Análisis

Antonio Egea López

Personajes de la historia de Huelva y de la Academia (I)

Al día siguiente de la festividad de San Leandro, patrono de la diócesis de Huelva y de la Academia Iberoamericana de La Rábida, y por ser noviembre, homenajeábamos en la Ermita de La Soledad a trece personalidades que son historia de Huelva y de la Academia. Cuando esto escribo, entre libros y documentos de los protagonistas, no rememoro a fallecidos sino a intelectuales que siguen presentes porque sus biografías emulan y ofrecen un panorama luminoso y dinámico del destino de una institución que cumplirá 25 años en 2020, pues nació el 25 de julio de 1995 en el Hotel Tartessos de la Gran Vía onubense.

Eduardo García Fernández me hizo el honor de contestar a mi discurso de ingreso en este mismo señero lugar. Imposible olvidar su vitalismo, una capacidad creadora que motivaba a personas y a corporaciones. Cofundador de la Escuela de Enfermería de Huelva, en la que ejercía de orgulloso profesor, creó la unidad de oncología, en la que fue su primer jefe. Funda la Asociación Santa Águeda de mujeres operadas de cáncer de mama. Como nuestros otros académicos que prestigian a Huelva y a la Academia, no sólo destacó en su profesión sino que prolongó su labor civilizadora donde quiera que se presentase la necesidad de reconstruir, rehacer y reanimar asociaciones de secular trayectoria, como lograría con la antigua Confraternidad Servita y Mercedaria.

Es el talante activo, infatigable, siempre emprendedor, positivo y optimista de José María Franco Gutiérrez, un artista entrañado con los paisajes de la Sierra de Huelva que seducen a quienes contemplan sus obras. El alma se llena de entusiasmo recordando vivencias, propuestas, y realizaciones pictóricas que embelesan e inspiran. Nos sirvieron el mejor jamón del mundo en Aracena tras su discurso de ingreso, en una cena a la altura académica de su biografía de profesor y pintor. Como también me honró contestar a su intervención oficial en la Academia, expuse mis impresiones ante los colores de sus cuadros, por sus ilustraciones, los escenarios que motivan su pincel, y el agua. Con razón el Ministerio de Cultura premió su libro Las fuentes de Sevilla. Iberista condecorado en Portugal, es académico también en el país hermano.

Leía a Jesús Fernández Jurado en la biblioteca pública de Isla Cristina. La última vez que hablamos fue cerca de la Plaza de la Merced, sin perder su talante constructivo, con alto nivel de conversación, muy culto, inquieto y de amplios horizontes. Había investigado la Antigüedad y ello le proporcionaba una vasta visión de la cultura. Arqueólogo de prestigio internacional, miembro de la Asociación para la salvaguarda de la ciudad fenicia de Tiro, su tesis doctoral versó sobre Arqueología Protohistórica en Huelva, pero acertaba también auscultando los sentimientos populares, lo mismo en estudios sobre las cofradías como en su Crónica del Rocío.

Catedrática de historia del arte en la Universidad de Huelva, tengo fresca en mi memoria la imagen activa de Aurora León Alonso en la sesión fundacional de nuestra Academia. Por cierto que, poco después de aquella jornada, pronunciaría el discurso inaugural del curso 1995-1996 en la Universidad onubense. Antes había dirigido la Sede Iberoamericana de la actual Universidad Internacional de Andalucía. Legaría a la Universidad de Huelva, donde había creado el área de conocimiento de historia del arte, su biblioteca personal, rica huella de su humanismo.

Hijo Adoptivo de Huelva fue elegido por el Ayuntamiento. Una distinción justa para un compositor, Primitivo Lázaro Martínez, que dedicó su genio a inmortalizar Huelva con la música capaz de reflejar el sentido tradicional, natural y popular de un ámbito genuino de vida colectiva, cual interpretó en la Rapsodia Onubense. Igualmente conseguiría en la suite Gruta de las Maravillas. Y aquí, donde el Tinto vio partir a las naves de la mayor proeza de la Historia Universal, lógicamente, se inspiró para componer la suite V Centenario del Descubrimiento de América. Lo visitamos en su casa, siempre junto a Maruja, su esposa, para comunicarle que nuestra Academia se sentía muy honrada nombrándolo Académico, y desde aquel día el Maestro, con un currículo exuberante de éxitos, agregó su prestigio al de las figuras que son historia de Huelva y de la Academia y que aquí abreviadamente recogemos.

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