Estimados jugadores, técnicos, dirección; sé de sobra que para ascender pintan poco el escudo, la masa social, un gran estadio o la historia. Acumulo ya unos añitos siguiendo al Decano y algo hemos aprendido aunque sólo sea por mera observación. El curso pasado, cuando aquí había gente a la que le molestaba que se celebraran los triunfos, yo los festejaba como toda una conquista ya fueran por la mínima o en un polideportivo lamentable; sí, disfrutaba con cada +3 como si de aquella gesta de 2006 en el Bernabéu se tratase. No lo hacía queriendo: el dolor de la 20/21 nos provocó vivir cada paso adelante como un símbolo de orgullo y de renacer albiazul. Y así seguimos.

Muchos creen que si no finalizamos líderes será un fracaso pase lo que pase luego. Yo ando en otro escalón: si subimos a la primera lo celebraré a lo bestia; si ascendemos tras pasar dos eliminatorias me volveré loco; y si hubiera que llegar a 1ª RFEF tras ganar siete mundiales, cinco Tours de Francia y acabar sobreviviendo en Jumanji terminaría en la fuente moviéndome que ni Ona Carbonell. Lo que no perdonaría sería sacar bandera blanca con el Antequera. Nunca. JAMÁS. Ni con ellos ni con nadie. Ahora nos llevan diez puntos; pues vale: por favor, luchen a muerte cada segundo para que puedan ser 7; y más tarde, 6; y luego, 5… y así hasta que sientan el aliento del pionero y de sus más de diez mil abonados en el cogote. Y si hacen un año perfecto pues nos quitaremos el sombrero pero vosotros, que representáis en distintos planos a este club que tanto nos costó salvar, haced que los malagueños suden sangre ya nos tanguen mil árbitros o juguemos con 6 juveniles.

Estamos en la cuarta categoría, un lugar impropio de nuestro Decano y de su fiel gente. Muchos sois herederos de un desastre, de mucha presión, de ciertos miedos de la grada y, quizás, hasta de alguna injusticia, pero es lo que hay. Demostrad que sois capaces de pelear como nunca, de ganar justa e injustamente; dejadnos claro que podemos y debemos confiar en vosotros para un playoff -que aún hay que asegurar- y soñar con una remontada histórica aunque para ésa haya que poner, como haría una que yo sé, una bruja mirando a El Maulí. De comprarla, si hace falta, me encargo yo.

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