Desde el siglo XVIII los topógrafos y cartógrafos han sido habitualmente personas muy cultas y con amplias dotes artísticas que, además de hacer topografía, tomaban apuntes que les ayudaban a dibujar mapas y planos.

En la actualidad el topógrafo lleva al campo los instrumentos propios para medir y confeccionar sus representaciones del terreno: estaciones totales, GPS, drones o una cámara fotográfica para luego, en gabinete, recordar perfectamente cómo era el territorio y ver detalles que le interesa dibujar.

Hoy es todo mucho más fácil, antes los había que incluso iban al campo cargados de lápices y pinceles, además de utilizar para sus levantamientos los instrumentos de la época: teodolitos, taquímetros, planchetas, pantómetras y demás, pintaban cuadros de la zona. Estos artistas de la topografía no solo copiaban la naturaleza, sino que la sentían y captaban la esencia del paisaje.

Fueron precisamente los topógrafos del siglo XIX quienes fundamentalmente utilizaron la acuarela en la pintura de paisajes, muchos de ellos alcanzaron fama universal como Paul Sandby.

El mismo Napoleón llevaba en todas sus batallas una brigada de topógrafos en primerísima línea que iban levantado planos y mapas de los terrenos por donde la división debía avanzar. Y naturalmente dibujaban también con exactitud, de forma tan perfecta que casi se podía medir en sus cuadros los parajes por donde el ejército iba a pasar al día siguiente.

Son dignas de mencionar las anécdotas que sucedieron a estos topógrafos franceses que incluso eran apedreados por el pueblo llano, aquí en España porque eran nuestros invasores y la gente no toleraba que nuestros gobernantes permitieran tal atropello.

La Cartografía siempre estuvo muy ligada al ejército, de donde nacieron grandes cartógrafos, igual que de la cartografía también nacieron grandes políticos, como los presidentes de los EEUU George Washington, que antes de ser el primer presidente fue el topógrafo oficial del Condado de Culpeper, Virginia; o Tomas Jefferson, que fue el tercer presidente americano y que antes de ser político también fue topógrafo, además de arquitecto y arqueólogo; o el malogrado Abraham Lincoln, que también fue topógrafo oficial del Condado de Springfield, Illinois.

El también político y topógrafo canadiense Ken Allred dejó escrito: “… los topógrafos tienen que saber mucha trigonometría, tienen que ser buenos en la comprensión de los sistemas jurídicos, tienen que saber geografía e historia y, sobre todo, ser artistas…”

Realizadas estas indicaciones históricas a modo de preámbulo, voy a dedicar unas letras a Paul Sandby, un auténtico genio de la pintura y de la topografía. Nació en Nottingham, Inglaterra, en 1795. Estudió Topografía y Cartografía y ejerció de topógrafo, aunque a él le gustaba decir que era dibujante y pintor de mapas. Fue un artista, un pintor de paisajes, un acuarelista que con el tiempo ha sido reconocido como uno de los más grandes del mundo.

Casi durante 30 años fue el Jefe de Dibujo de la Royal Military Academy, enseñó pintura a varias generaciones de ingleses. Además de paisajes pintó una infinidad de retratos y monumentos e incluso hizo caricaturas muy bien conseguidas de gente importante.

Junto a su hermano Thomas y otros pintores fundó la Royal Academy of Arts, siendo uno de sus primeros directores. Durante una época vivió en Londres y más tarde en Edimburgo. En Grassmarket, famosa plaza en el centro de la ciudad escocesa donde se celebraban públicamente las ejecuciones mediante la horca y que todos los turistas hemos visitado atónitos, aunque pintó en directo, con gran polémica, el ahorcamiento de un soldado, su fama la alcanzó por conseguir plasmar genialmente la naturaleza en Escocia. Magnífico lugar el elegido por su variada belleza.

Mientras iba midiendo por los campos, además pintaba cauces de ríos, cascadas, lagos, dunas o bosques, representaba las montañas con curvas de nivel y con su dibujo en perspectiva, determinaba sus alturas y las depresiones de los valles.

Posteriormente, lo nombraron oficial de dibujo militar para la Artillería Real de la Torre de Londres y en 1765 publicaron una gran colección de más de cien aguafuertes.

En la Galería Nacional de Retratos de la capital británica se encuentra un retrato suyo pintado por el famoso retratista Sir William Beechey, que fue contemporáneo suyo y que también tiene obras en el Museo del Prado de Madrid. Sus pinturas están muy valoradas actualmente en las importantes subastas de arte que se celebran en las galerías londinenses.

Paul Sandby murió en Londres en 1809, en uno de los obituarios que se publicaron en la prensa de la época lo denominaban el padre de la pintura moderna de paisaje en acuarela.