Llegados a este punto uno no sabe si ponerse a repartir palos o comprensión. Es tal la decepción por el Recre y su vida que, en la intención de buscar una excusa para la justificación injustificable, le echa uno calma para no arrimar gasolina. En todo caso hay que elevar al aire lo que pasa porque a la situación hay que ponerle remedio antes de que se abran las puertas del infierno. El Recreativo es una decepción en toda regla. Esa es la cuestión. Esta plantilla, infinitamente más cara que las dos anteriores, por poner un par de años de ejemplo, no alcanza ni tan siquiera la nota mínima para el perdón de los pecados. Agarrados a la base del problema, el club por entero, uno quiere pensar que la inestabilidad de la institución acaba por alcanzar al vestuario. Es como si se estuviera dirigiendo el club con un mando a distancia. El Ayuntamiento es el dueño del club pero no lo es. El consejo de administración manda pero no manda. El director deportivo está condicionado porque sus propuestas se las tiran abajo cuando pasa Despeñaperros. Eurosamop pone el dinero y ejecuta. A todo esto, la afición, salvadora de la causa recreativista, siente que no tiene la palabra.

Todos esos condicionantes acaban afectando porque es la vida diaria del club. Se ha pagado a Hacienda. Y algunos pensaban que ya estaba todo solucionado. Hace tiempo que escribí aquí que lo deportivo es lo más importante porque sin lo deportivo no hay nada. Y lo deportivo, desgraciadamente vuelve al primer plano de la actualidad porque el Decano, bipolar como pocos, se ha empeñado en hacer sufrir a la gente. Esa gente que sólo merece un monumento al lado de Colón. No se tomen el artículo como un ataque a nadie. Bastante hacen los que están para cómo está el asunto y me refiero al consejo. Pero así no se puede seguir porque fíjense lo que está provocando. Llegados a este punto todo está en manos de los jugadores. Y ahí entra de lleno la afición, en la exigencia máxima a la plantilla. No veo que falte actitud. Los jugadores quieren ganar pero no ganan. Ya no es cuestión de entrenador. Que jueguen y ganen y saquen al equipo de donde está. Y la afición, que vigile, apoye y exija, que para eso son los salvadores reales de un Decano que si no fuera por ellos hace tiempo que estaría muerto y enterrado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios