Desconozco los términos en los que se realizaron las gestiones entre el Consejo de Administración y el Ayuntamiento de Huelva para que Manolo Zambrano se erigiese como nuevo presidente del club. Se supone que el nuevo máximo responsable del Recreativo pondría sus condiciones para acceder al cargo. No se entendería de otra manera porque estar ahí con el paraguas abierto de forma permanente no es fácil. Y más sin ser un cargo remunerado. El caso es que pasado el tiempo, sigue sin resolverse lo sustancial. Es más, agravándose la situación a pasos agigantados, la cara de Zambrano no es la misma que cuando le nombraron presidente. Está de rostro desencajado porque es un hombre de fútbol y el fútbol no espera por nadie. Ve que el equipo no respira y lo económico no se arregla. Al revés. Empeora por momentos. Para colmo, la huelga de trabajadores.

Manifiestan en algunos círculos cercanos al presidente que está harto de incumplimientos, que el propio consejo está dividido y que ya ha habido reuniones de cuchillos largos. Es la rumorología. Y ya saben que el rumor es la antesala de la noticia. Habrá que esperar. Pero suenan las nueces y no todo es color de rosa.

Ni Manolo ni los que han dado el paso al frente para ayudar a su Recre se merecerían, en caso de que fuera cierto, ese ninguneo. En el Recreativo, históricamente, ha faltado valentía o sinceridad para contar las cosas como son. Es posible que haga falta un soberano ejercicio de trasparencia para acabar con los desvelos. Y de paso con los demagogos que dicen una cosa y sólo se queda en palabras.

El caso es que el Recre se muere. Y la imagen que se está dando dista mucho de un club decano del fútbol español. Cuando se hacen las cosas por amor incondicional o pena la realidad acaba aplastándote. Hacen falta resultados. Y de momento no se ven por ninguna parte. De ahí el desencajo del presidente. Mientras, los trabajadores siguen adelante con la huelga y ya han emitido un nuevo comunicado para decir que nadie les presta atención. Desde aquí todo mi apoyo. Que no se vengan abajo. A ver si de una puñetera vez algunos se percatan que ellos son el Recreativo. Ellos y la afición. Nadie más tiene derecho a abrir la boca y a pregonar promesas insulsas que sólo conducen a cabrear aún más a la gente.

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