Uno de esos maravillosos Informe Robinson con los que nos suelen deleitar contaba la historia del fútbol de Uruguay y de cómo ese pequeño país ha logrado selecciones potentes y jugadores extraordinarios frecuentemente. Aquí, cuando se habla del balompié uruguayo hay que ponerse en pie por Luzardo y Alzugaray, por Espárrago, por Villazán o por Martín Cáceres -de otros es mejor olvidarse-. En tal recomendable documental el mítico Óscar Washington Tabárez contaba cómo, en cierto momento, los éxitos pasados se transformaron en tanta presión para los que en ese instante vestían la celeste que eran incapaces de responder a las expectativas. "La historia era un peso insalvable para todos", sentenciaba el maestro. Eso también nos suena por estos lares porque fue la excusa preferida en no pocas temporadas incluida la pasada, la más siniestra de nuestra historia.

Del citado reportaje también destaca la historia de Juan Eduardo Hohberg quien, mientras disputaba la semifinal del Mundial de Suiza, sufrió un paro cardiaco cuando celebraba el segundo gol que él mismo anotó ante Hungría. Los servicios médicos lo revivieron allí mismo y éste regresó a la vida para acabar el partido; como lo leen. No me dirán que no es alucinante. En este rinconcito a quien se le paró el corazón fue a un club entero, a una entidad pionera a la que su gente le devolvió el pulso cuando eso parecía imposible. La gesta casi nos llevó luego al fútbol profesional, que era como poder salir del hospital, pero dos pifias enormes nos trasladaron de nuevo a planta hasta vivir hoy en lo más bajo, deportivamente hablando, jamás conocido. Casi nada.

Pues ni eso ha enterrado la ilusión del recreativismo tras un año vergonzoso y más de una década horrible (salvo un par de excepciones). Y repito: comparen datos y proporciones con ciudades y provincias con clubes en categorías muy superiores y verán que no es normal cómo Huelva apoya a su Recre. A uno se le acaban los calificativos así que, como dicen los jóvenes, "¿8.000 abonados ya? Nah, de locos". Esos locos merecen un premio en 2022 y que sea el primero de unos cuantos, que queda aún mucho por escalar. Hay que volver a ser lo que fuimos, Decano. Desde este domingo, sin tregua, a por ello.

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