Un buen amigo defiende que cualquier problema tiene siempre solución con mesa y mantel. A lo que añado, reiterativo, que sin primer plato nunca llegaremos al postre. Y en el Recreativo de Huelva falta mucho de todo eso.

En el Decano no hay nada claro más que las buenas intenciones que se le supone a los actores protagonistas de su gestión. Tres cabezas, o hasta cuatro, aparecen en el entramado albiazul donde se unen los de corazón y los de negocio en un galimatías muy difícil de comprender para los profesionales del club (empleados y futbolistas) y la afición.

Es inaceptable que los dirigentes del Recreativo lleven semanas sin hablar con sus trabajadores. Quieran o no, son los responsables de poner en orden el día a día del club. Por supuesto, en ellos no recae la responsabilidad de salvar a una empresa con más de veinte millones de deuda, pero su papel al frente del equipo sólo puede ser el de afrontar lo que hay con verdad.

Sobre la mesa y el mantel, los platos limpios. ¿Cuál es la realidad del Recre? Dónde hay un análisis de expertos que pongan números y planes al presente del club más antiguo del país. ¿Dónde está la auditoria forense?

Yo, como recreativista, sentí vergüenza al escuchar el domingo cómo un recién llegado al Decano (José María Salmerón) nos ponía la cara colorada por esos pequeños detalles que no parecen importar a nadie porque parecieran incompatibles con el estado ruinoso de la institución. ¿Decano en qué? Si ni siquiera somos capaces de guardar un minuto de silencio por la muerte del viñetista que nos regaló la figura del Abuelo como icono de nuestro club.

Aquí nada se habla, nada se debate, nada se dice a la cara, mientras crece la bola que acabará por arrastrarnos al precipicio. Soluciones debe haber. Pongan la mesa y mantel con rayas azules y blancas y no intenten llegar al postre sin poner antes el primer plato.