Análisis

Manuel gómez Marín

Máxima exigencia para activar el cambio de ciclo

La cita del Nuevo Colombino ofrece dos dañados con heridas a cerrar cuanto antes

Digerir un mal arranque. Una derrota no define una ruta, sólo marca la clara diferencia de que cerrada la pretemporada todo es diferente. Y aunque resulte paradójico, en muchas ocasiones hasta potencia el subconsciente para aclarar las cosas y rebajar la sensación de un exceso de optimismo interior cuando todavía se desconoce el sentir de los contrarios. Después de un desengaño siempre se produce una reflexión a la espera de una reacción en doble vertiente: mental y en el campo. La primera es lógica para el análisis, el mea culpa y las correcciones. La segunda depende de los buenos propósitos de enmienda de la respuesta del que está en el otro bando con idénticas expectativas.

Y la cita del Nuevo Colombino ofrece dos dañados con heridas a cerrar cuanto antes para evitar riesgos mayores que un simple rasguño. El Recreativo renovado no quiere volver a ser un equipo deprimido, sino que anhela una identidad propia para el cambio de ciclo. Seguro que buscará sus peticiones ambiciosas ante el Real Murcia, máximo favorito del grupo IV, muy exigido bajo la presión de recuperar sus derechos con el argumento del sustento en el presupuesto de un proyecto para marcar diferencias. Pero el recién ascendido Écija le dio un baño de realidad rebajando la euforia dentro del vestuario y la perplejidad de su afición encajando un golpe moral.

También Casquero se habrá dado cuenta en su bautismo de que el diseño de un equipo atrevido -siempre bajo control táctico- no se mide por la teoría aplicada de unos principios, sino que obedece en la práctica a un duro aprendizaje. La afición del Decano no se caracteriza por mirar de reojo donde aparece un revés. Por eso, siempre responde por encima de todos los problemas habidos y por haber. Lo que parece evidente es que este Recreativo tiene una estructura para no pasar los agobios de las dos últimas temporadas, si bien con la declaración de intenciones no basta.

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