Análisis

M. CARMEN CÓRDOBA

¿Libertad religiosa?

 Queremos una justicia verdadera, no la que predican con hechos insolentes

Hoy es primer Viernes de marzo, marcado por la tradición y por el paso del tiempo. Una cita ineludible para todos, y en especial para los cofrades, pues son muchos los Cristos expuestos en besapiés, donde desde todos los barrios y rincones se rinde devoción al Señor con intensa actividad: Santísimo Cristo de la Humildad desde el Polvorín, Cautivo en la Hispanidad, Prendimiento del Carmen, Cristo de la Redención, Padre Jesús de las Cadenas, Calvario, Cristo de la Victoria, Nazareno… Casi todos los templos se abren durante todo el día para que los fieles puedan rezar ante las imágenes. Son interminables las colas en muchos lugares de la geografía española, como en Madrid, ante Jesús de Medinaceli, una de las imágenes más veneradas, e igual ocurre en otras ciudades y también en Hispanoamérica. Aquí en Huelva la costumbre se repite, llega la hora de visitar también a Jesús Cautivo en la parroquia de Nuestra Señora del Rocío y al Cautivo de San Pedro, como nos llevaban nuestras abuelas, y un año más rezaremos ante él y los fieles no dejarán de pasar por sus templos.

Analizando esta situación, que son cientos de miles de personas las que se congregan ante estas imágenes, cabe preguntarse dónde está esa desacralización que muchos apuntan, dónde está la falta de fe o de convencimientos. En los tiempos que corren, donde todo se pone en duda, donde todo es tratado con cierta relatividad, dentro de lo que algunos llaman libertad religiosa, donde nuestras creencias se infravaloran, llegando a faltar al respeto, en defensa de un laicismo, a veces, absurdo, donde se suceden cada vez más hechos irrespetuosos y ofensivos contra nuestras creencias, como el acaecido hace unos días vulnerando y a su vez pidiendo justicia sobre el azulejo de la Inmaculada a las puertas de la Concepción, nuestra fe debe estar por encima de todo, de esa tolerancia cero y de lo que algunos llaman justicia sin serlo.

Por esto, es importante ver estampas donde miles de fieles oran ante un Cristo Cautivo y hoy lo demostramos rezando en la intimidad de un templo a Jesús, cuando Pilatos se dirigió al pueblo diciendo Ecce Home, he aquí al hombre, calumniado, detenido y condenado, rezamos a Jesús coronado de espinas, contemplamos a Jesús despojado, Cautivo, ante tantas esperanzas rotas, ante tantas injusticias sociales, ante ese éxodo de personas buscando un hogar, ante el maltrato de niños o de guerras absurdas. Debemos tener una fe fuerte, para luchar por una vida esperanzadora, transmitiendo nuestras creencias de forma valiente y comprometida, debemos ser consecuentes y coherentes con nuestros dogmas, y los cofrades, en las hermandades, podemos y debemos ser ese canal de transmisión que tan importante es en este tiempo en que vivimos. Queremos una justicia verdadera, no la que predican algunos con hechos insolentes, y debemos gritar a los cuatro vientos que estamos comprometidos con nuestra fe, desde el corazón debe salir un clamor de esperanza, donde podamos expresar nuestras propias convicciones. Ya el papa Benedicto XVI en el año 2006, decía que una de las prioridades de todo individuo era el reconocimiento a la libertad de religión, como así lo establece la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Vamos, entre todos, a respetar esta libertad religiosa y hagamos pública nuestra fe, como ahora lo hacemos ante Jesús Cautivo.

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