Algoritmos son reglas que se proporcionan a un ordenador para que haga sus cálculos y encuentre solución a un problema; se llama "machine learning" (ML) cuando el algoritmo aprende de la información y da sensación de inteligencia. Un ejemplo muy claro es el de las tasadoras, que procesan millones de datos de viviendas (precios medios, dimensión, localización, antigüedad, y otros atributos), para dar un valor; aquí el algoritmo aprende, por ejemplo, que una vivienda nueva debería valer más que otra antigua de dimensión parecida, en dos localidades similares en dinámica de población y renta. También aprende de la información nueva, pero la necesidad de incorporar muchísimos datos limita la aplicación del ML.

Law by Algorithm es el título del libro de H. Eidenmüller y G. Wagner, de Oxford y Berlín, que valoran el impacto en el derecho de las tecnologías digitales (convertir una información en un lenguaje comprensible por un ordenador), blockchain (información compartida y su uso), y el ML, con conclusiones sobre sentencias, sus consecuencias, efectividad de las leyes, y procesos y práctica legal, para que leyes y sentencias sean más justas. Hoy, un algoritmo con buena información de un tipo de contratos empresariales puede juzgar de forma sistemática y rápida, frente a las erráticas y contradictorias decisiones que, sobrecargados de trabajo, toman los jueces. En otra línea, Armour, Parhan, y Sako, también de Oxford, trabajan en la organización de despachos de abogados que son capaces de programar, construir y analizar bloques de datos, y seguir la aplicación de las leyes para revisiones, diligencias, y analítica de contratos. La conclusión es que la profesión (juristas, abogados, jueces y fiscales) debería tener conocimiento en tecnologías digitales, para abrir de verdad un diálogo con informáticos, pues sólo hay comunicación si se comparte un lenguaje.

En el ámbito mercantil, Law by Algorithm analiza los fallos en el mercado digital, con la posición de abuso de Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft, y cualquiera que tenga poder de mercado, para que los contratos privados caigan de su lado en las relaciones con otras empresas y consumidores, apropiándose de datos, explotando sesgos y dando forma a preferencias mediante anuncios. Además de la regulación del lado oscuro de las transacciones, el libro trata, entre otros temas, las implicaciones legales de los robots y coches y máquinas inteligentes, las leyes y contratos que les afectan, si pueden asimilarse a los humanos, y en este caso cuáles son sus responsabilidades.

Sin vacuna aquí no se juega, le ha dicho el gobierno australiano a Novak Djokovic. Siempre he pensado que su juego desmerece por sus formas rudas, frente a la elegancia y calidad humana de Federer y Nadal, y que deberíamos valorar a las personas, en el deporte y en cualquier profesión, por el conjunto de sus acciones. Pero no solamente sacamos de aquí que nadie es excepcional como ser humano, sino que, aplicando un algoritmo, con la información existente sobre contagios, y los hechos del caso, un ordenador independiente habría tomado la decisión de prohibir la entrada al jugador, frente al enrevesado e impreciso argumentario legal creado entre el Gobierno y los abogados del poderoso jugador.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios