Análisis

Francisco ferraro

Miembro del Consejo Editorial del Grupo Joly

Incertidumbre económica por el 'trumpazo'

Trump tiene un programa de gobierno populista, nacionalista y proteccionista La victoria del republicano puede tener efectos muy negativos para la UE

El 8 de noviembre de 2016 puede pasar a la Historia si se cumplen los pronósticos más pesimistas sobre el acceso de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos. Pero los primeros indicios no parecen dar la razón a estas previsiones, pues si bien las bolsas asiáticas registraron fuertes caídas y en Europa las sesiones bursátiles se iniciaron a la baja, a lo largo de la jornada los mercados se fueron recuperando por el tono conciliador de Trump tras la victoria. Sin embargo, si se analiza el programa y las declaraciones de Trump en la campaña electoral, las previsiones económicas a medio plazo se tiñen de incertidumbres, por lo que deben valorarse las posibles implicaciones de un programa de gobierno de carácter populista, nacionalista y proteccionista, tanto para los EEUU como para el resto del mundo.

En EEUU algunas de las medidas con repercusión más significativa serían el impacto del proteccionismo en la competitividad del país al encarecer las importaciones, las restricciones a la innovación denunciada por las principales empresas de Silicon Valley por sus intenciones de limitar la externalización de las empresas, los efectos de la rebaja de impuestos (especialmente a los ricos), lo que provocaría un aumento del déficit, un debilitamiento del dólar y mayor desigualdad, o las restricciones a la inmigración, lo que podría derivar en escasez de mano de obra. Por todo ello, la agencia Moody's estimó que, si se aplican todas las políticas que Trump ha defendido en la campaña electoral, la economía norteamericana sufriría una recesión que reduciría en 3,5 millones el número de empleados, perderían valor los mercados inmobiliarios y financieros y se estancarían los ingresos familiares.

La victoria de Trump puede tener efectos particularmente negativos en la Unión Europea con la que lleva negociando EEUU el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones desde hace cinco años, y cuyo ascenso a la presidencia puede significar su definitiva defunción. Pero además, distintos posicionamientos de Trump prometen unas relaciones difíciles. Entre ellos, el replanteamiento que quiere hacer de la OTAN, su cercanía con Vladimir Putin o el apoyo al Brexit.

Más grave podría ser el impacto para México, con quien quiere revisar el Tratado de Libre Comercio, construir un muro en la frontera y eliminar el derecho de ciudadanía a los niños de padres indocumentados que nazcan en Estados Unidos. Y también para Cuba, país al que pretende revocar la reapertura de relaciones políticas y comerciales. Los efectos proteccionistas restrictivos al comercio también se extenderían a otros países de América Latina, pero más intenso sería el efecto en las relaciones económicas con China, país al que denuncia como manipulador de su moneda, y para el que plantea un arancel del 45%, lo que podría provocar una guerra comercial entre dos grandes potencias, un peligro para la economía estadounidense y para la economía mundial.

Por ello, el mayor o menor impacto económico de su presidencia vendrá determinado por el nivel de cumplimiento de sus promesas, lo que vendrá moderado por el juego de contrapoderes de la compleja arquitectura institucional de EEUU. Entre ellos se encuentran los de la Cámara de Representantes y el Senado que, si bien son de mayoría republicana, muchos de sus legisladores han mostrado desacuerdos con los postulados de Trump.

Pero, además, otros poderes de relevancia, como el Tribunal Supremo o la Reserva Federal pueden limitar sus decisiones, a lo que se suman reguladores independientes, lobbies de todos los colores, think tanks, organizaciones empresariales, organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación que influyen en la toma de decisiones, y que difícilmente le van a permitir al nuevo presidente adoptar políticas descabelladas.

No obstante, aun cuando las promesas de la campaña electoral de Donald Trump no se conviertan en su totalidad en políticas, las incertidumbres que generan no favorecerán el complicado escenario de la recuperación económica.

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