Esta semana mi artículo iba dedicado a un tema, que por el respeto a la intimidad del protagonista, he preferido obviar. Descartado ese capítulo, empecé a redactar otro artículo referente a uno de los temas, digamos, puramente cofrades, pero después de la aparición del cuerpo sin vida del pequeño Gabriel, permitidme que os hable de otras cosas… como, por ejemplo, de los valores que debemos insuflar a esta sociedad en la que vivimos. Sociedad, que, a muchos nos parece, un poco perdida, pero sociedad de la que todos formamos parte. Ahora, a todos nos parece un monstruo la mujer detenida y presunta homicida o asesina de ese pequeño niño, y probablemente oiremos hablar de la perturbación mental de la misma. Pero, ¿en algún momento se hablará de los valores, de los principios morales o religiosos de los que esa mujer ha mamado? Creo que ese será un debate menor si en algún momento llega a existir. Pero analizad conmigo… si el odio, el rencor, el egoísmo, la autocomplacencia, etc., no existieran, probablemente no estaríamos hoy hablando de ese, ni de cualquier otro terrible crimen. El germen de los siete pecados capitales, o de otros tantos, se encuentra a cada paso, entre nosotros, por eso, tenemos que ser nosotros, como cristianos convencidos, o el que no se sienta tal, al menos como, digamos, "buena persona", porque su moral así lo dictamine, los que nos apartemos de ellos.

Y, los que nos sentimos cofrades, desde nuestro ámbito de actuación, tenemos la oportunidad de luchar contra esos pecados, que seguro, en algún momento, apreciamos en los demás, pero no, en nosotros mismos. Pregonando ese amor a los demás, que el Padre nos enseñó, posiblemente, podamos poner nuestro granito de arena para que aquellos, a quienes entendemos desalmados, puedan aprender con nuestro ejemplo. Ese pregón del que hablo, ha de ser vital, no basta la palabra, ha de ser un pregón que impere en todo lo que nos rodea.

…Y, permitidme pediros, aunque sé que ya muchos lo tendréis en la mente, que este año, nuestras estaciones de penitencia tengan un mayor, si cabe, sentido. Las de cada uno individualmente y las de nuestras hermandades, como ente que nos aglutinan a todos. Compartamos nuestras intenciones. Y lo digo en el sentido de que entre ellas, figure Gabriel, figure esa madre, una madre a la que le han arrebatado, de la manera más cruel que existe, el tesoro más grande que le dio la vida, y ella nos habla desde el perdón y no desde el sentimiento, que todos entenderíamos en este momento, de ira… Figure esa familia, que destrozada, encuentre consuelo. Igual a algunos os parece una tontería lo que os digo, pero del mismo modo que ha habido concentraciones y probablemente las seguirá habiendo por Gabriel, del mismo modo que desde las redes sociales se ha apoyado a esa familia, de ese mismo modo, los cofrades de esta, nuestra tierra, nos manifestemos a través de nuestras estaciones de penitencia, por ese pequeño, que espero se encuentre flotando en ese cielo rodeado de pececillos con los que pueda jugar. Y de la misma manera gritemos por esos otros niños, que tanto en nuestro territorio como fuera de él, muchos en cruentas y sanguinarias batallas, por llamarlas de alguna manera, que sabemos donde se libran, pierden sus preciosas vidas.

…Hermanos, hermanas… ¡Una levantá al cielo por Gabriel por su familia y por todos esos niños que tenían derecho a crecer en un mundo feliz! ¡ … Siempre de frente!

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