Análisis

francisco andrés gallardo

François Lurton, de Rueda hasta Toro

El tesoro viticultor español aún debe ampliarse y mejorarse. Tenemos margen en hectáreas, terrenos, variedades y microclimas, pero aún todavía hay más posibilidades en trabajo y estilo. En miradas sabias y nuevas (o renovadas) que puedan presentar otros planteamientos y resultados en las botellas Made in Spain. En Francia en materia vinícola de calidad nos llevan varias cabezas de ventaja aunque ya se reconozca en muchas partes del mundo que los vinos españoles, en conjunto, están a una altura que no decepciona. Tras Francia, España e Italia, pura historia, y más allá del prestigio tradicional de nuestras denominaciones más conocidas.

En esa labor de sacar mejor rendimiento y sutileza a la tierra española se encuentran algunos nombres foráneos que pusieron su mirada en nuestros terruños. Es el caso de François Lurton, que de La Seca, en Valladolid, trabaja por hacer vinos cada vez más prestigiosos en los pagos de Rueda y de Toro. La localidad zamorana, siempre vinculada a líquidos de cuerpo sólido, por sus viñas veteranas (prefiloxéricas incluso en algunas parcelas), es un punto de renovación y expansión. Se pueden elaborar productos más ligeros y aún así más complejos con la materia prima de siempre.

Los vinos de Lurton tienen una firma, Bodegas Campo Elíseo, que en esta pasada semana ha presentado sus novedades en Sevilla, en una degustación en el restaurante Tribeca, donde el viticultor y bodeguero francés ha mostrado con orgullo y carácter didáctico las cuatro etiquetas que se han incorporado. Cuatro vinos que apuntan maneras y que enlazan con una cocina andaluza de producto.

Campo Elíseo ha presentado su verdejo 2017, de viñedos de La Seca, afrutado y brillante de cepas de una media de 35 años. Flores blancas, vainilla y notas de pan aportan este monovarietal propuesto por Lurton que es mucho más singular que el verdejo típico al que se recurre en una terraza. También de las uvas verdejo Campo Elíseo cuenta con un Cuvée Alegre 2019, con cepas más jóvenes, intenso y fresco, con equilibrio de acidez que evoca a frutos secos y que es opción para acompañar a platos de pescado o arroces marineros tan nuestros.

En el apartado de los tintos, el equipo de Lurton ha presentado el monovarietal de tinta de Toro de 2014. Se elabora con cepas de 40 años de media y el resultado es un producto intenso en color y aromas, con gusto de frutos rojos y especias, que arranca con aire afrutado y deriva en retrogusto más complejo de notas tostadas. Además de las carnes es capaz de desafiar a los postres de chocolate. Y el Cuvée Alegre de 2016, también monovarietal de Toro, color picota, con gusto equilibrado y suave de aromas a frutos rojos, canela y madera y retrogusto ligeros.

Espíritu artesanal con la experiencia de su creador.

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