El Recreativo tiene otra cita histórica por tercer año consecutivo en Segunda B donde el presente es más futuro que nunca por su trascendencia. Y una afición admirable e impagable, que merece mucho más que padecer con tolerancia sujeta a un vínculo como si fuera establecido por un precepto de ley recreativista. Los temblores y el pavor en estas circunstancias de cierre no se olvidan porque no hay tregua, sólo recuerdos amargos que causan disgustos. El reto más importante del Recreativo hoy ante el filial de Las Palmas es el mismo de ayer y de mañana.

Todos quieren morir matando en los remates de temporada. Y cuantos más equipos estén implicados, mayores beneficios en el reparto del balance decisivo. Pero el vértigo se instala en un grupo de choques donde la sentencia oscila entre el peligro del descenso o promoción motivados por las sensaciones de inseguridad y pánico a precipitarse a los bajos fondos o quedarse sin aspiraciones ambiciosas. Las Palmas Atlético es el rival más peligroso posible en este trance por su autoestima y calidad aportando bagaje: cinco jornadas sin perder y cuatro victorias (tres seguidas). Suso Hernández (13 partidos) dejó al filial en noviembre último con una victoria. Una impresionante remontada (dos derrotas en la segunda vuelta) con su mejor fichaje: el veterano técnico casero Juan Manuel Rodríguez con 39 puntos en 23 envites (cerca 57% en juego) elevado al santoral de la afición, ya que salvó antes al primer equipo dos veces del descenso.

La fuerza del Decano radica en su poder adquisitivo de sobrevivir por imperativo legal abrazado a su gran familia y ratificando la cita del desafío en el lugar deseado: Nuevo Colombino, el patio de su centenaria casa. Más no se puede pedir para la respuesta a pleno de rendimiento del propietario. Ser más fuerte en este cuerpo a cuerpo decisivo. Pasión por certificar la salvación porque es el momento.