Hace tiempo que se ha cruzado esa línea en la que la consecución de una machada se ha convertido en tal costumbre que pasa ya por ser normal, y no debería: que, otra vez, casi 600 locos recreativistas hayan recorrido más de 600 kilómetros para ver a su equipo en un partido de la tercera categoría del fútbol español, con previsión de mal tiempo, siendo el duelo televisado y para el que se presuponían problemas en el acceso al pequeño campo por una mala gestión de las entradas por parte del club local… Eso es de todo menos normal. Lo dicen los jugadores y técnicos que portan el escudo este curso en el que el Decano va como un cohete, pero lo llevan diciendo años y años otros que pasaron por aquí cuando el Recre no ganaba ni el partidillo del entrenamiento de los jueves: "Es una pasada que allá donde vayamos, y por muy lejos que sea, haya siempre bufandas y banderas albiazules y que, en muchas ocasiones, éstas sean más numerosas que las de los equipos de casa. Y el aliento que dan ya es de otro nivel". Y esa locura sigue en aumento.

Lo de la grada es una pasada. Y como de la ilusión lógica y previsible por la magnífica campaña albiazul a la euforia desmedida hay un paso muy estrecho, en ocasiones da miedo leer ciertas afirmaciones que sitúan al Decano allí o allá al final de la temporada. El fútbol y el deporte dan tantas vueltas que, a falta de ocho partidos, lo único que uno tiene seguro es que el domingo hay que apretar de lo lindo al Marbella y que, por supuesto, hay que ir con las bufandas del Talavera, Badajoz, Villanovense y Malagueño en la recámara, que lo primero es lo nuestro, sí, pero toda manita que nos echen por ahí será bien recibida.

El plantel onubense está realizando una campaña de notable altísimo que roza el sobresaliente si recordamos cómo estaba el patio a principios de diciembre, pero para llegar al cum laude queda tanto… Recuerdo al inolvidable Manolo Villanova cuando, tras el partido en el que el Recre que él comandaba se aseguró jugar la liguilla de ascenso, afeó que el plantel diese una vuelta al ruedo sobre el césped del vetusto Colombino para festejar tal clasificación: "Los toreros dan esa vuelta cuando se termina la faena… y esta faena no ha hecho más que empezar". Aquí aún estamos en el paseíllo pero, eso sí, ¡con qué clase se está haciendo…!

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