Análisis

fernando faces Santelmo Busissnes School

Europa insolidaria

España e Italia necesitan la ayuda de Europa por cuatro razones: primero porque son los dos países más golpeados por el Covid-19; segundo por el gran peso de los servicios y el turismo, los más dañados por la crisis; tercero porque son los países con mayor destrucción de empleo y tejido productivo, en el caso de España con el mayor paro inicial de la Eurozona; cuarto porque son los países con menor holgura presupuestaria para responder a la crisis. Italia tiene una deuda pública del 135% del PIB y España se acerca al 100%.En España, la respuesta a la crisis podría elevar el déficit público por encima del 10% del PIB y su deuda pública hasta el 130%. En cuanto a Italia, tras la aprobación de un presupuesto de choque de 750.000 millones de euros, la deuda podría alcanzar un nivel estratosférico.

Italia, España y Francia exigen un plan de choque extraordinario. Pedro Sánchez impulsa un Plan Marshall, Macron propone un fondo europeo y Conte exige un presupuesto extraordinario. Todos son defensores de los eurobonos y la mutualización de la deuda. Por el contrario, Alemania y los países nórdicos se oponen a cualquier forma de mutualización de deuda. Defienden que los mecanismos existentes son más que suficientes para hacer frente a la crisis. La propuesta que han llevado al Eurogrupo de ayer ha sido: una línea de financiación en condiciones blandas a través del MEDE de 250.000 millones de euros, nutrir al BEI con un fondo de garantía de 25.000 millones de euros que posibilite una financiación de 200.000 millones para pymes y autónomos, y 100.000 millones para empleo. En resumen, un plan de financiación de 550.000 millones de euros.

En mi opinión, el tamaño del plan europeo sigue siendo insuficiente. También creo que por razones políticas el debate se está desviando hacia la semántica. Es en la cantidad de dinero donde hay que centrar el debate europeo y no en la forma o en los mecanismos, llámense eurobonos, MEDE o lo que fuera. Es absurdo insistir en los eurobonos o en la mutualización de deuda que producen rechazo en los ciudadanos alemanes y nórdicos. Entre otras razones, porque la deuda emitida por el MEDE o por el BEI, no deja de ser deuda mutualizada, de la cual deben de responder los países europeos. Incluso podríamos decir lo mismo del BCE cuando actúa comprando deuda pública de los países más débiles. No deja de ser una forma de mutualización en tanto en cuanto los riesgos y las perdidas en los que pueda incurrir están soportados por los países europeos en función de su participación en el capital del BCE.

El Covid-19 ha golpeado especialmente a países como Italia y España, lo cual es totalmente independiente de la calidad de las políticas de gestión presupuestaria, que hay que reconocer que no han sido eficientes.

En definitiva, la Unión Europea tiene que dar una respuesta solidaria y suficiente a la crisis. De no ser así, los ciudadanos se preguntarán para qué sirve la Unión y podríamos estar asistiendo al ocaso del gran proyecto europeo. La UE se enfrenta al mayor reto existencial desde su fundación.

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