Análisis

Juanma G. Anes

T. 1. EP. 01: 'Tras la infamia'

Hay muchas formas de afrontar los problemas; una de ellas es situar la meta a largo plazo, jugar con el tiempo y apostar a futuro. Respeto (estaría bueno) a quien esto le parezca una idea sensacional pero creo que es mejor intentar salir de los agujeros negros actuales casi con el cueste lo que cueste y ya, cuando se pueda, mirar a las estrellas y conquistarlas si es menester. Escapar del abismo a cámara lenta con el argumento de crear "un proyecto global" puede ser válido, pero yo no entiendo otra cosa que no sea ir con ambos retos al mismo ritmo, es decir, con frutos deportivos desde ya; desde AYER. Va a ser difícil convencerme de que si no nos sacan de la 3ª RFEF en un cortísimo plazo de tiempo no seguiremos haciendo el canelo. Y de la 2ª RFEF, igual. Importan las formas, sí, pero no perdamos de vista el fondo y eso es que la pelotita entre. Nadie pide estar en Champions en cinco años, sino lo más cerca del fútbol profesional cuanto antes. ¿O es que la afición y la ciudad no se merecen eso después de tantísimo esfuerzo gastado en la supervivencia del Recre? Este fin de semana hemos comprobado cómo algún proyecto humilde ha tocado la gloria; eso no es utópico y se puede volver a hacer aquí como ya se logró en un pasado que nos llenó de orgullo a todos. No se pide ningún imposible.

Ayer comenzó el primer capítulo de la primera temporada de esta infamia, de esta mancha en la historia del Abuelo que le hará competir en el tercer sótano del peor de los infiernos. Estará arropado por los suyos, seguro, ya verán, pero estos no deben quemarse más de lo que ya lo están, que viven permanentemente en el centro de un cuásar, caramba. No concibo no exigir el máximo a nivel deportivo desde las 13:00 horas del domingo, lo que no exime de que no se crezca a otros niveles, que para eso están el decanato y la historia: para promocionarlos y defenderlos no sólo de boquilla ni escudándose en momentos inadecuados o en cierto personal que va, con toda buena fe, a tumba abierta mientras El Club calla y otorga. Iniciada esta singular etapa de Sotomayor y compañía al Decano no lo queda más que un renacimiento a lo grande. Que no pueden fallar más, vaya, que se lo marquen con fuego los responsables. Desde luego, desde fuera lo recordaremos cada día.

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