Análisis

FÁTIMA DÍAZ

La Disneylandia urbana

El documental 'Studio 54', de Movistar+, ahonda en el nightclub definitivo de Nueva York en los 70

Hacía falta Studio 54, documental sobre el Monte Olimpo de la era disco? Hacía falta. Primero porque la película 54, de 1998, con Mike Myers como el cofundador Steve Rubell y Ryan Phillippe como camarero descamisado, se ha evaporado de la memoria colectiva. Y segundo porque este nuevo film de Matt Tyrnauer, que Movistar+ estrenó el 4 de noviembre, se basa en el relato del otro cofundador, Ian Schrager, famosamente reacio a contar nada desde el cierre de la sala. "Me estaba preguntando a mí mismo: '¿Por qué, después de casi 40 años, me apetecería finalmente hablar sobre Studio? No había hablado sobre ello en absoluto", explica Schrager. "Ahora estoy en un punto en mi vida en el que ya no duele tanto, después de todo este tiempo habiéndolo hecho... Solo dos personas podrían haber contado esta historia: Steve y yo. Por eso estoy contento de finalmente contar la historia tal como sucedió".

Studio 54 cuenta, de forma cronológica y sirviéndose de material de archivo y nuevas entrevistas, cómo dos judíos brooklynitas, hijos de familias de clase media-baja, se plantearon montar el nightclub definitivo y no solo consiguieron eso, sino también cambiar un poco el mundo, elucubrando sobre una clase de tolerancia que por entonces no se vivía en las calles. Y que todavía sigue sin vivirse en muchas calles.

Schrager y Rubell invirtieron 400.000 dólares, y dejaron debiendo la misma cantidad, en la creación de su gran club de Manhattan, al que precedieron experimentos en Queens y (aunque no se menciona en la película) Boston. Lo montaron en un tiempo récord de seis semanas en un antiguo teatro abandonado, el Gallo Opera House de los años 20, después New Yorker Theatre y Studio 52 de la cadena CBS. La calle 54 oeste con la Octava Avenida parecía, por entonces, la peor intersección posible para abrir una discoteca con pretensiones de atraer a la élite. Todavía por convertirse en Disneylandia urbana, era una de las zonas más sórdidas de la ciudad. "Si querías que te robaran, allí era donde tenías que ir", recuerda el documental. La relación de ambos socios también da para una serie paralela. "Steve y yo éramos como marido y mujer", comentó Schrager alguna vez. A pesar de la experiencia sensual que suponía bailar en aquella pista (de luz y banda sonora envolvente), el entramado mafioso de fondo lo oscureció todo.

Pero por entrar allí se peleaban gente como Elizabeth Taylor, Liza Minnelli, Divine, Grace Jones, Warren Beatty, Mick y Bianca Jagger, Carrie Fisher, Andy Warhol... Las imágenes que saca el fotógrafo Ron Galella de su archivo son impagables. Ahí queda Elton John tocándole las tetas a Divine. O Dolly Parton besando a un caballo. O Truman Capote en pantuflas.

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