La vida cofrade sigue, y estas primeras semanas de Cuaresma están siendo muy intensas, con la celebración de cultos, Triduos y Quinarios, que podemos ver retransmitidos en las redes sociales, cabildo de elecciones, anuncio de nuevas candidaturas, presentación de numerosos estrenos que han causado expectación, como la presentación de las jarras y saya de Nuestra Señora de la Esperanza, y el esperado manto bordado de María Santísima de la Amargura, una joya para la hermandad y para el mundo cofrade en general. También, se han presentado numerosos carteles, que ojalá inunden todas las calles y escaparates de la ciudad, y entre ellos, el cartel oficial de nuestra Semana Santa, un acierto por parte del artista D. Antonie Cas, que apostó "a caballo ganador" con una imagen del Señor de Huelva, Jesús Nazareno con las manos atadas, que representa un momento íntimo, sensibilidad y contemplación, manos que fueron sanadoras, privadas de libertad, y posteriormente crucificadas. Se habla y se escribe hasta la saciedad de estos carteles anunciadores, que proclaman la celebración de la Semana Mayor. Y me pregunto, qué hubiera pasado si se presenta el cartel de nuestra querida ciudad vecina, que parece un anuncio de una tienda de muebles. Se hubiese puesto el grito en el cielo, y no todo vale. Defendiendo lo indefendible, dicen que representa el momento que estamos viviendo. Son peligrosas las modas, a veces, vacías de contenido y sentido. Muchas veces, queremos transpolar lo bueno, y por desgracia, también lo malo.

Se ha presentado también el cartel anunciador del Vía Crucis oficial de las hermandades, que este año preside el Señor de la Providencia de la Hermandad de la Santa Cruz, magnífica obra de D. Antonio Díaz Arnido. Muchos ríos de tinta han corrido sobre la fecha, lugar y tránsito del mismo, que si primer lunes de Cuaresma, segundo lunes, que no coincida con la ciudad vecina, donde por cierto ya ha tenido lugar, que si en la Catedral, esta plaza u otra, este recorrido… Y este año, por motivo de la pandemia, no podrá recorrer las calles, pero hasta la fecha no tenemos día de celebración. Sin embargo, como estaba previsto, hemos asistido a otros Vía Crucis respetando el aforo y medidas de seguridad. Tal vez, algún año se establezca un día concreto y un recorrido que agrade a todos. Defendiendo lo indefendible, se utiliza también la situación que estamos viviendo para no tener claras las ideas, y no se comprende porqué en determinados lugares dejan celebrarse determinados actos y en otros no. Como la vida misma.

Y mañana, será primer Viernes de Marzo, y tendremos que acostumbrarnos a una situación nueva que ya empezamos a vivir el pasado año. No se podrá besar ni tocar a nuestras imágenes, primando la salud por encima de todo. Una práctica que quedará en desuso, tradición de besar los pies o las manos, señal de respecto o profunda devoción, cuyo origen proviene de antiguo. ¿Será el fin de esta práctica?, de esta religiosidad popular que nos hace sentir tan cerca. Haremos la veneración "sin beso" hacia nuestros Cristos, pero con optimismo, porque las hermandades siguen vivas, sin perder el fin último, que es el culto a nuestros Titulares, dando ejemplo con nuestros gestos y actitud.

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