Aquí todo lo concerniente al Decano, cada verano no se presenta como una estación de descanso, es una forma de sufrir inquietud y puede detectarse la adrenalina basada en la carga emocional intensa de qué va a ocurrir, bien en lo deportivo o en lo institucional. Es como resolver un jeroglífico, sea quien sea el patrón. El Ayuntamiento regido en minoría actúa como si tuviera mayoría por sus formas tan intimistas y recelosas. Y en el tema del Decano con el beneplácito del Trust -tocado en su línea de flotación por su afán de protagonismo en sus entrañas y atrapado en el consejo de administración perdiendo su esencia- y también con el acomodo permisivo de la Federación de Peñas.

Y es que parece que cuando se tiene prisa, el semáforo siempre está en rojo. El anuncio de los salvadores, Juanma López y Dogma Abogados, dejó secuelas sobre el origen del grupo inversor. El alcalde se defiende con enojo. Una solución temporal de tanta envergadura está bajo secreto de sumario con el contrato en un búnker. No hay que repartir fotocopias en la plaza de las Monjas. La obligación del alcalde el día 30 de junio era explicar la verdad de lo pactado en Madrid dando el nombre de la empresa Eurosamop S.L y sus consecuencias. Al final todo se sabe. Y este secretismo de alquiler sui géneris provocó el estupor de resto de la Corporación sintiéndose manipulados y se potencia el runrún en los mentideros deportivos.

El Ayuntamiento, desde la expropiación, está en un laberinto entre pasiones de recreativismo y tergiversaciones de cómo hacer frente a las deudas con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social. Y se ha engañado a sí mismo abusando de su autoestima cuando el tiempo se echa encima y tras el no rotundo en abril y otros vaivenes, ahora hay que pagar casi nueve millones de euros. De estar en la oposición a mandar todo cambia. La memoria es frágil al mediar de nuevo intereses tan vitales.