Tiene 18 años "para 19", como decíamos cuando éramos pequeños. Su infancia fue extraordinaria, mucho mejor de lo soñada; aquello parecía Disney World con tanta diversión en tan poco tiempo. Cuando se acercó a la adolescencia se vio que su vida iba a ser complicada (guiarse por malas compañías es lo que tiene), pero los grandes problemas llegaron, como suele pasar, al encarar la juventud. Y ahora es indisimulable: se le nota en el aspecto y en los huesos. El Nuevo Colombino necesita un buen arreglo.

Ya no le vale con un retoquito allí, un par de tiritas allá o un régimen milagroso para aparentar: el coliseo requiere cirugía. Ahora que su entorno se está poniendo tan guapo (aunque por una cara sólo) la casa del recreativista debe subirse a la ola y adecentarse también. Tiene la suerte de vivir a orillas del Odiel y con un paseo frente a él que es una auténtica maravilla; un motivo más para no desentonar. Yo sé que 'echar' más dinero en el Recre enfada a quienes siguen sin reconocer que no hay absolutamente ningún club o entidad en la provincia de Huelva que reúna a más gente cada menos días, como no hubo nada que lograra que tantos miles de onubenses emigraran fuera de Huelva para un motivo que no fuera él (más de 15.000 a Elche, más de 8.000 a Málaga, aquello de Sevilla, Madrid, Córdoba…), pero es que a esos les irritó hasta que el estadio se llenara con casi 22.000 personas cuando el Recre estaba coqueteando con la Tercera División o cuando se perseguía un imposible como lo del Fuenlabrada; los hechos no engañan, aunque alguno esté acostumbrado a tapar y a tergiversar la realidad que le incomoda.

El Colombino es un lugar especial y, lógicamente, lo mismo que se demanda para teatros, plazas y monumentos urge su remodelación: la fachada (¿por qué no se lucen ahí todos los escudos que ha tenido el club, la silueta de su trofeo, la condición de Decano bien grande…?) los asientos, unas banderas, sustituir esas feas escaleras de acceso por rampas, eliminar el vacío de las esquinas, el videomarcador… ¿Que eso cuesta? También costó muchísimo ese insulto al buen gusto que es el mal llamado 'parque' Alonso Sánchez. Por afluencia, por estética, por seguridad… y porque al primero hay que cuidarlo. De fuera nos ayudan poco -casi nada- en inversiones más que necesarias así que, al menos, y como se hace en ocasiones, cuidemos lo nuestro todo lo que podamos.

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