Hablas poco de la cantera, Juanma", me reprochó amablemente hace unos días un amigo, gran recreativista, en relación a lo que cada martes pasa por esta Platea. Y tiene razón. Yo me justifiqué como pude: por un lado, porque uno no la controla al dedillo y no me gusta gastar tinta en algo que no domino y, por otro, porque normalmente se recurre a ella tan fácilmente que aquí también se intenta escapar de eso.

Respecto a su presencia en el primer equipo, claro está, entiendo que a la gran mayoría nos gustaría ver al mayor número posible de protagonistas con D.N.I. onubense -o criados en la casa-, pero eso suele ir siempre de excepcionales hornadas, de apuestas valientes o de necesidades extremas (cada vez que no hay parné, ya saben). Pero claro, para tener a un pésimo Nef mejor un decente Oliveira, no sé si recordarán aquel caso. Y así en cada posición o en cada banquillo. Mas lo que se echa de menos es sacar rédito a los que terminan volando. De aquí se han ido, recientemente, Caye, Alonso, Molina, Fidel, Villar, Chuli, Waldo, etc., y se cogió poco o nada por ellos; así es imposible crecer nunca. Ésa es una rémora terrible.

¿Recuerdan la que algunos formaron por el 'caso Miguelito' y su no continuidad? Parecía que se nos iba Laudrup y, pese a ser un buen jugador, aquí no se ha vuelto a hablar de él (y mucho menos el pasado curso: los resultados tapan casi todo y no deberían). A veces, los de la casa no tienen peores enemigos que quienes les utilizan para atacar a discreción según convenga.

La cantera es también el buen estado de los campos, es cada monitor y entrenador de base con todo al día, es una imagen digna allá donde se va... y es conservar a los válidos reconociéndoles lo merecido. Una de las últimas salidas es la de alguien que empezaba a apuntar alto, Iván Rosado. Esperemos no lamentarnos también de eso.

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