Análisis

josé Martínez Olmos

Confinar y doblegar la curva

Las restricciones a la movilidad deben ir acorde a los niveles de incidencia

La tercera ola de la pandemia golpea duramente en España tras la relajación en el mes de diciembre de las medidas de control de la movilidad. El crecimiento de la incidencia es ahora más intenso y más extenso que en la segunda ola y tiene como consecuencia una enorme presión asistencial con más casos y más muertes en prácticamente todas las Comunidades Autónomas.

Las medidas adoptadas en el marco estado de alarma vigente desde finales de octubre no van a ser suficientes para doblegar la curva epidémica al no contemplar la adopción de confinamientos domiciliarios en aquellos lugares en los que la situación supere el nivel de alerta máxima contemplado en el semáforo aprobado por el Consejo Interterritorial. La disponibilidad de vacunas es una realidad que se abre paso día a día y ofrece la oportunidad de comenzar el camino definitivo para vencer a la pandemia si se consigue una amplia cobertura en la aplicación del plan de vacunación previsto. Se necesita desplegar un enorme dispositivo asistencial para hacer posible el objetivo de conseguir una amplia cobertura para alcanzar cuanto antes la inmunidad poblacional en nuestro país.

En mi opinión, el objetivo prioritario en esta etapa de la gestión de la pandemia es vacunar al maximo y con la máxima intensidad. Ello requiere, además de asegurar que haya suministro de vacunas por parte de las compañías farmacéuticas, la menor presión posible en los servicios asistenciales.

Es otro de los motivos por los que hay que asegurar poder disponer y aplicar todas las medidas necesarias para asegurar la disminución rápida e intensa de la incidencia venciendo y doblegando la curva. Necesitamos evitar el máximo posible de nuevos casos, evitar enfermedad y evitar muertes para hacer posible que la presión asistencial baje a niveles que no perjudiquen también el ritmo de la vacunación en España.

Las medidas de restricción de la movilidad deben ser acordes a los niveles de incidencia y no en todos los casos se necesita un confinamiento estricto. Pero no hay que olvidar que en estos momentos la situación ya es crítica en algunos territorios en términos tales que, no hacer un confinamiento intenso y estricto con una duración de unas cuatro semanas, nos conduce a un largo periodo de incidencias y presión asistencial inaceptables.

Hay que cambiar el actual estado de alarma para contemplar la habilitación a las Comunidades Autónomas en la decisión de decretar confinamientos domiciliarios cuando sea necesario. Fue un error no hacerlo en la segunda ola y es algo que no debería repetirse en esta tercera ola.

Los Presidentes de las Comunidades deben hacer esta petición de manera formal en los términos que establece la ley orgánica del estado de alarma. Y el Gobierno debe atender con diligencia esta modificación que requerirá en el Congreso de los Diputados el apoyo de los grupos parlamentarios.

Es obligación y responsabilidad de todos actuar de manera adecuada para doblegar la curva y reparar el error en el que todos han incurrido permitiendo la relajación de medidas que se contemplaba en el plan acordado para salvar la navidad. No olvidemos que el debate sobre quienes eran los allegados expresaba los límites difusos y la voluntad de abrir la mano más de lo conveniente. Es imprescindible hacer autocrítica y rectificar para enderezar el rumbo. Cuanto antes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios