Análisis

fernando faces Santelmo Business School

Cerco a multinacionales y paraísos fiscales

El acuerdo del G-7 de un impuesto global mínimo del 15% es histórico. De aprobarse por los parlamentos del G-7 (Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Japón, Alemania, Francia e Italia) acabará con 30 años de competencia fiscal a la baja para atraer las sedes fiscales de las multinacionales. El acuerdo implica un cambio de paradigma en el sistema fiscal global, poniendo un cerco fiscal a las multinacionales y condenando a muerte a los paraísos fiscales. Deberá aprobarse posteriormente por el G-20 en su reunión de julio en Venecia y a final de año por la OCDE. El acuerdo tiene dos pilares: las multinacionales pagarán los impuestos en el país que realicen sus ventas. El segundo pilar establece un impuesto de sociedades mínimo del 15%. En el caso de que el impuesto pagado fuera inferior al 15%, por ser un país no acogido al acuerdo, se grabará a la empresa con un impuesto adicional, hasta el mínimo del 15%. El incentivo para deslocalizar los beneficios a países de baja tributación desaparece. Estados Unidos pretende acercar este mínimo al 21% y propone que se aplique a las 100 mayores empresas multinacionales. La OCDE a las que superen los 750 millones de facturación.

La pandemia ha propiciado el cambio de paradigma. Las necesidades presupuestarias para la recuperación y transformación se han multiplicado. En los últimos 30 años la globalización ha permitido que los beneficios de las multinacionales se hayan multiplicado, mientras que por la competencia fiscal y la carrera a la baja de los impuestos, los ingresos tributarios en porcentaje de PIB han descendido. El presidente de EEUU pretende aprobar el mayor incremento del gasto público desde la Segunda Guerra Mundial. Janet Yellen, secretaria del Tesoro, ha afirmado: "Es necesario acabar con la carrera global a la baja de los impuestos si queremos satisfacer las crecientes necesidades ciudadanas". Cambio de paradigma que ha sido definitivo para el acuerdo alcanzado. El impacto en la recaudación global puede ser superior a los 100.000 millones de euros. No va a ser fácil llegar a un acuerdo global, porque hay perdedores y ganadores. Los ganadores son Estados Unidos y los países que tienen grandes multinacionales. Los perdedores son las multinacionales tecnológicas y los pequeños países que utilizan la baja imposición como herramienta de competitividad y atracción de inversiones: Irlanda, Hungría, Países Bajos, Singapur, Hong Kong y otros, que se opondrán. Irlanda tiene un impuesto de sociedades del 12,5%. El acuerdo implicara una pérdida de ingresos anuales superior a los 3.000 millones. Las decisiones sobre fiscalidad en la UE son por unanimidad. En EEUU los republicanos rechazan el acuerdo. Su aprobación en el Senado requiere una mayoría cualificada. Ultimar el acuerdo global podría llevar años y será complejo, con excepciones y exenciones, un núcleo común y un marco flexible al que puedan adaptarse el mayor número de países.

Tras la pandemia avanzamos hacia un nuevo mundo en el que la seguridad prevalecerá sobre la eficiencia. Seguridad que justificará una mayor intervención de los gobiernos en la economía y en la sociedad y unos impuestos y gasto público crecientes para financiar la recuperación y transformación económica y social.Será una década en la que el paradigma neoliberal se aparcará.

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