Análisis

mª carmen córdoba

Caridad con amor

La labor caritativa es imprescindible en el recorrido diario de la hermandad

Las hermandades, hoy por hoy, tienen una repercusión social, histórica, cultural y patrimonial por todos reconocida; como tampoco se puede obviar su trascendencia económica. Que duda cabe, que son muchas las personas dedicadas al trabajo de las mismas, ya sean orfebres, bordadores, escultores, restauradores, modistas dedicadas a la confección del hábito nazareno, o establecimientos dedicados a tal fin, con la venta de tejidos, cinturones, zapatillas, escudos, costales… Es importante también su aportación en la hostelería, donde hoteles, restaurantes, bares, ven incrementar su trabajo, y no sólo en la Semana Mayor, sino incluso en los días previos, con un antes y después de cultos, funciones, ensayos, exposiciones, cabildos. Y, si hablamos de medios de comunicación son también significativos para las hermandades y se aportan mutuamente, ya sea la prensa, televisión, radio o redes sociales. Como también determinadas instituciones se sirven de las mismas para hacerse publicidad.

Ya en su día el Papa Francisco pidió que los obispos y sacerdotes cuidaran y acompañaran a las hermandades. Es obvio, que las hermandades juegan un papel fundamental en la vida de la ciudad. No obstante, no se debe perder su fin, y no deben considerarse repúblicas independientes. Los cofrades tenemos una labor que hay que saber transmitir, darle su valor y considerarlas agentes imprescindibles de evangelización. Muchas veces, se nos exige un poco más, debemos dar ejemplo con nuestros gestos y nuestra actitud. En este sentido, comprendemos que las cofradías no son ONG, como dicen algunos, pero uno de sus fines es la caridad. Así, en sus presupuestos, tienen un porcentaje dedicado a este cometido. La labor caritativa, que muchas veces no es apreciada por muchos, es imprescindible en el recorrido diario de la hermandad, y como cristianos debemos practicar y fomentar. Muestras de esta acción social son, no sólo la recogida de alimentos de las campañas de Navidad, sino también se manifiesta a lo largo de todo el año, como la donación de sangre u órganos, ayuda a centros de discapacitados, Proyecto Hombre, Banco de Alimentos, Comedor Social, Hermanas de la Cruz, etc. Para ello, las hermandades deberían trabajar en unión con Cáritas, y los vocales de caridad deben estar vinculados con su trabajo, conocer su labor, para poder llevar a cabo un proyecto en común. Así, como ejemplo, se ha colaborado con la Casa de Santa María de Los Milagros, que da cobijo a personas que abandonan el hospital y no tienen donde pasar su convalecencia, donde cuidan a los que están sin hogar o en situación de exclusión. Y esto sí debe ser un propósito único, donde todos deberíamos arrimar el hombro y ser partícipes.

Por tanto, no debemos ser sólo elementos externos o de exhibición, se trata de dar testimonio mediante la caridad, para poder llegar a los demás, a familias desfavorecidas o desestructuradas, a enfermos, a niños o personas de exclusión social, a madres con recursos escasos o marginadas. Es una labor callada y desconocida para muchos, de ahí la necesidad de apoyar un proyecto específico, no sólo aportando ayuda económica o alimentos básicos, es asistir al hermano que lo necesite, es pagar un recibo de luz, agua o hipoteca. Es hacer una labor más humana, adaptándonos a los nuevos tiempos, a entender que por encima de todo está la dignidad de la persona, a saber escuchar al que lo necesita, a una caridad que llegue desde el amor y no por cumplir, salir en la foto o limpiar conciencia.

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