Mientras Nicolás Coronado desde el palomar mostraba su entrega platónica hacia Ana Iglesias, la ganadora del pasado MasterChef, su compadre Juanjo Ballesta lo pasaba muy mal con la compleja receta del pichón que había propuesto la primorosa campeona. El Bola lo pasó mal, un manojo de nervios. Se adelantaba cuando no debía (lo que se traducía en penalización de minutos) y cuando prefería esperar se exasperaba y todo eso se acumulaba en el plato. Conclusión: Ballesta con su desparpajo campestre decía adiós este martes a MasterChef aunque se quedan en el programa otros aspirantes con menos nivel.

Raquel Meroño, no. Ella está en remontada, concentrada, y llegó a ser la mejor de las dos pruebas previas.

Ballesta ya había lanzado muestras de petición de auxilio en el arranque de la noche en La 1, cuando destrozó un plato con amaranto (un grano andino muy nutritivo y que nadie sabía echarle mano en este desafío. "Amianto" llegó a decir Celia) que había concebido Flo como ensalada y que el impetuoso compañero destrozó en su turno convirtiéndolo en una paella pasada de todo.

En esa prueba precisamente quien más inspirado estuvo fue Josie, convirtiendo el dichoso ingrediente en un falso risotto que enlazó con buena intuición Meroño y todo lo que conlleva y Nicolás el enamoradizo.

En MasterChef tenemos ahí a las damas que desembocarán en una explosión sentimental. La Terre, en exceso histriónica, se lleva por delante a disgustos a Celia Villalobos, que no le dejan mandar cuando ejerce de capitana. Ainhoa Arteta se habrá tomado una tortilla de lexatines y este martes parece más calmada, pero ya volverá . Y está ahí de nuevo Lucía Dominguín. La hermana de Miguel Bosé fue la repescada, la mejor de los aperitivos del demonio propuestos por Maria Sandoval. Ya está a punto de chinchar y dar la tabarra.

Josie lo pasó mal con la eliminación de Ballesta. En este caso los extremos se tocan. Para bien. Con educación y aprecio.

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