Análisis

Manuel gómez Marín

Barragán, al rescate de un equipo preso en su laberinto

Un Decano sin alma que necesita actitud, valor y energía para acertar en el partido

El Recreativo es una plaza difícil para un entrenador. También tiene atractivo como testimonio que acredita una patente. Un club que deambula como sonámbulo por la Segunda B con las exigencias propias de lo máximo por su historia en la ejecución de sus proyectos. Alberto Monteagudo se enorgulle como recreativista, pero el puesto laboral es otra cosa y no ha dado la talla esperada en la práctica, siendo engullido por el desorden que deja en su ciclo. Su calvario ha sido la sucesión de adversidades y pesadumbres. Su agonía mezcla su deseo vehemente de espíritu onubense impregnado por la duración del plan de trabajo y a la vez asumir la angustia unida a la congoja de su estado de moribundo. Y sus jugadores de conjura en conjura fracasaron para salvar al guía de los esquemas.

Cada cese de un entrenador se debe considerar como un fracaso colectivo de la entidad en el reparto de responsabilidades. El fútbol es una encrucijada: nueve clubes del grupo han cesado a sus técnicos. Ahora Claudio Barragán comprobará que sentarse en el banquillo del Decano desgasta como si fuera gobernar un equipo de la élite, pese a significar un máster de garantías si hay final feliz. Si Monteagudo se quedó en el presente caótico, Barragán tiene un doble objetivo para ganarse la estima cara al futuro: no asomarse al precipicio y acercarse en lo posible al umbral del play off de ascenso.

El déficit del Recreativo lo deja apagado y fuera de cobertura. Los números y las sensaciones indican que está preso de su impotencia. Si los rivales estaban apurados, el Recreativo actuaba de antídoto para darle vida. Don Benito con siete partidos sin ganar, igual que antes sus compañeros de descenso que volvieron a respirar. Un Decano sin alma que necesita actitud, valor y energía para acertar con su salida. Así está la comisión de servicios de Barragán para reactivar a un equipo sumergido en su laberinto.

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