Dice Rosa Belmonte que escribir una columna es como ir apretando tornillos y aquí faltan muchos por enroscar aún. No ya porque decenas de esas piezas nos falten, algo que se da por hecho en los 9.000 que seguimos abrazando esta extraña fe, sino por las no pocas peculiaridades que merodean el inicio de temporada y que son proclives a ser apuntaladas.

Como estamos a principios de curso escolar vamos a recurrir a lo fácil (para eso uno es periodista) y a tirar aquí también de ese símil. Hablamos de mochilas, como hizo Gallego en su última rueda de prensa: el equipo ya se quitó la del estreno en la categoría, que vino asociada (y cómo vino) a la tan ansiada victoria a domicilio; este domingo se deshizo de la 'presión' del debut casero y ahora tiene que soltar una muy pesada y que aquí se lleva a la espalda desde hace demasiado, la de no ser capaz de acumular una racha que le permita asentarse en lo alto. Escribíamos en este mismo rincón, cuando comenzó a carburar el Recre de Salmerón, que su principal mérito (antes incluso de la increíble etapa que casi nos lleva donde anhelábamos) era haber borrado de la mente la palabra 'perdedor' que, con bastantes causas justificadas pero con todas sus letras, se había marcado a fuego en los albiazules. El Recre tiene que convertirse en esta 3ª RFEF en ese equipo que vence jugando bien, jugando mal y jugando peor. Ha empezado como se esperaba en cuanto a puntos, pero siempre hay toques de atención en cada partido que debe subsanar para limitar los llamados 'sustos evitables'. Ciertas transiciones ofensivas ceutíes lo corroboraron.

Este peculiar club suspendió dos cursos seguidos y tiene aún muchas asignaturas pendientes (logística, instalaciones, defensa de su historia, mimo al abonado, etc.) y es que, por muy abajo que esté, cada día queda más evidente que su repercusión es infinitamente mayor de lo que parece. Aún puede sacar poco pecho en lo deportivo pero no debe cesar, ni un solo día, de presumir de su gente. Hace mucho que el Decano dejó de ser más que sólo un equipo de fútbol para Huelva; lo fácilmente cuantificable lo refrenda, pero lo no mesurable, más aún. La atmósfera vivida el domingo ha sido la última gran prueba de ello.

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