Huelva tomó hace tiempo el camino de la hormiga, como esas largas colas silenciosas que bajo la lluvia y el sol rodearon hace justo un año el Nuevo Colombino para dar un golpe sobre la mesa. Dejó a un lado los cantos de sirena y comprendió que la única forma de sacar adelante a su Recre era el trabajo, el compromiso y la suma de muchos por un fin común.

Ahora toca otra demostración. El club llama al pago de los abonos y corresponde hacerlo con la misma entrega con la que se hizo cada toque a filas. Llega el momento de abonar los carnés y parece cosa del destino que se produzca coincidiendo en las fechas con la gran llamada de socorro que permitió mantener viva una llama que se apagaba.

Del no permitas que la llama se apague de 2016 al salgamos del coma actual hay una clara evolución. De la lucha por eludir una muerte segura a la estabilización de un paciente que en su gravedad ve una luz de esperanza. No es poca cosa. Los buenos lemas enganchan, pero también llevan un mensaje intrínseco. Demuestra la evolución, el camino recorrido y lo mucho logrado, por más que en la delicada situación sepa siempre a poco. Pero cada metro que se gana se afianza y no se pierde. Tiene ahí la gran ventaja el recreativismo de saber el destino de su lucha y creer en ella.

Corresponde dar un paso más. Que el consejo abra el plazo para el pago de los carnés en marzo es una excepcionalidad que acerca a la normalidad. Llega con meses de retrasos sobre lo habitual porque cada capítulo que se cierra en este Recre requiere el extra de cautela y paciencia que implica habitar en un campo de minas.

Nadie duda en el Nuevo Colombino de la respuesta unánime del socio a la petición de su club. Es la llamada al incondicional, a la fiel infantería que renovó el carné a ciegas y lo volvería a hacer en cualquier circunstancia. Ahí estará.

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