Fila siete

Otra vez Julio Verne

Una de las novelas más famosas de Julio Verne, es también la más adaptada al cine. Ésta es la cuarta transposición a la pantalla, si recordamos una de las clásicas, realizada por Henry Levin en 1959, con James Mason y Pat Boone como protagonistas; la dirigida en España en 1976, por ese gran especialista del cine de aventuras que ha sido Juan Piquer Simón, realmente notable y meritoria por tantos motivos y la que se llevó a cabo para la televisión en 1999, de la que fue autor George Miller.

Con la incorporación nuevamente de las 3 dimensiones al cine digital del momento, siempre que sea posible ver la película en este sistema y mediante la aportación tecnológica adecuada como las llamadas Salas IMAX, ningún argumento mejor que éste que es, además, todo un ejemplo de imaginación creativa, debida a ese precursor y visionario de tantas evidencias de nuestro tiempo que fue el genial escritor francés, una extraordinaria lección para los poco ocurrentes guionistas de Hollywood de la actualidad.

Y si eso es todo un feliz hallazgo para el más clásico cine de aventuras lo es de manera notable y significativa para esa narrativa espectacular de los efectos especiales, para los que esta novela de Verne, como otras, brinda oportunidades increíbles. Por eso uno de los artífices de esta nueva adaptación de Viaje al centro de la tierra, ha sido como productor ejecutivo, el propio actor protagonista, Brendan Fraser, que, especializado en el cine aventurero, triunfando en la actualidad con La Momia: La tumba del Emperador Dragón, no dudó en encarnar al científico Trevor Anderson, que se aventura en ese periplo imprevisible hacia las entrañas del planeta.

No podía ser más que uno de los más prestigiosos expertos en efectos especiales como Eric Brevig, el que dirigiera esta película, para demostrar su pericia como ya lo hiciera en Abyss (1989), de James Cameron y en Desafío total (1990), entre otras realizaciones importantes. Es muy significativo que un precedente literario de tanta entidad en el ámbito fabuloso de la fantasía y la ciencia-ficción, de cuyo autor celebrábamos no hace muchos años su centenario, sirva de aportación destacada en las innovaciones tecnológicas de nuestro tiempo.

Quizás esto es lo mejor que pueda decirse de una película que basa todos sus propósitos de cara al espectador amante de la aventura cinematográfica, en el mayor lucimiento de su diseño de producción y en el máximo despliegue de sus efectos especiales.

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