Cultura

La venganza animal

CineBox Aqualon Puerto Huelva.- T.O. "Furry vengeance.".- Duración: 92 minutos.- Dirección: Roger Kumble.- Guión: Michael Carnes y Josh Gilbert.- Fotografía: Peter Lyons Collister.- Música: Edward Shearmur.- Montaje: Lawrence Jordan.- Intérpretes: Brendan Fraser, Brooke Shields, Angela Kinsey, Ken Jeong, Wallace Shawn, Matt Prokop, Skyler Samuels

Inevitablemente van llegando los saldos veraniegos. Esas películas de menor entidad, de series a veces incalificables, que nos suelen caer en esta época, algunas con el tan socorrido cine familiar, de andar por casa o simplemente para niños - ¡pobrecitos míos! -, disfrutando ya de sus merecidas vacaciones. A buena parte de ese género cinematográfico pertenece esta película con esa feliz ocurrencia de los inefables distribuidores españoles que se han sacado un título de la manga, enmendando el conocido "en pie de guerra", como pueden ver en el que encabeza esta crítica y que, como de costumbre, nada tiene que ver con el original, como también pueden comprobar en la ficha técnica del film que hoy nos ocupa.

No nos sorprende ver encabezando el reparto a Brendan Fraser, un actor versátil y no escaso de talento, como pudimos constatar en Dioses y monstruos (1998) o sólo hace unos meses en Medidas extraordinarias (2010), porque se ha prestado a otras interpretaciones de menor entidad, muchas de ellas cómicas, como la que ahora le vemos, desde su éxito encarnando al protagonista de La momia (1999) y de sus correspondientes secuelas. Sí nos extraña ver junto a él a la siempre atractiva Brooke Shields, tan distinta de la inolvidable y encantadora niña de La pequeña (1978) - polémica primera incursión de Louis Malle en el cine de Hollywood - y El lago azul (1980), que tantos éxitos cosechó.

Aquí tenemos a ambos encarnando a Dan Sanders y a su esposa Tammy, cuando se han trasladado con su hijo a los bosques de Oregón, donde ha de desempeñar su nuevo trabajo como supervisor de la construcción de una nueva urbanización que, al parecer, será respetuosa con el medio ambiente. Pero a Dan lo que más le preocupa de esta nueva situación es como van a adaptarse su mujer y su hijo, adolescente, a este entorno. Al mismo tiempo ha de tener satisfecho a su jefe que es muy exigente. Pronto surgirán las complicaciones para Dan cuando los animales descubren que él es responsable de la destrucción del medio ambiente natural. Descubrirá como buena parte de la fauna que se siente gravemente provocada, hará todo lo posible para ponerle las cosas muy difíciles.

Los planteamientos de Roger Kumble, guionista y actor, de quien recordamos Crueles intenciones (1999), una especie de nueva versión de Las amistades peligrosas, de Choderlos de Laclos, y Sólo amigos (2006), una comedia disparatada y acibarada en sus críticas, aquí se quedan a un nivel muy inferior. No ya por su falta absoluta de originalidad, como ocurre con la mayoría de las comedias con las que nos topamos en los últimos tiempos, sino por lo inútil de sus presupuestos humorísticos, como si pensara que, dadas las circunstancias de penuria económica que vivimos y de que algunos políticos en el poder nos hacen reír con sus estupideces, el espectador pudiera tragarse cualquier cosa. Quizás precisamente sea éste el tiempo en que menos apetece ver estas banales ocurrencias, si uno es medianamente exigente. Y lo peor es ver a Brendan Fraser y a Brooke Shields protagonizando algo tan insulso y tan insustancial.

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